Que bonito es ser soltera porque aprendes a amarte y a conocerte a ti misma.
Eso no quiere decir que no puedas hacerlo con una pareja, pero, pongámoslo así, a veces nos ordenamos por prioridades, ¿qué es lo que pasa cuando tienes a alguien? ¿acaso no se vuelve tu prioridad? ¿no es esa persona en la que piensas cuando quieres hacerte de un compromiso con tus amigos o tu familia? Esa situación lleva a las preguntas de: ¿y si quiere salir ese día? o ¿y si no quiere ir conmigo? ¿qué tal si se siente mal? ¿y si no le cae a mi familia? ¿podrá llevarse con mis amigos? ¿les molestará si lo llevo? Las preguntas podrían seguir una infinidad, teniendo a alguien creo que aprendes a vivir con ellas.
Volvamos a la frase original, que bonito es estar soltera porque te valoras, un día te levantas y te das cuenta de que ayer aprendiste acerca de ti, que te gusta el silencio por las mañanas, levantarte a la hora que tú quieres y no tener que justificar con nadie la razón de tu ausencia en los mensajes.
Tomas una ducha o simplemente te arreglas para darte cuenta de que solo estás complaciéndote a ti misma, que estás usando esa blusa holgada con esos jeans ajustados que te hacen sentirte guapa, caminas a tu tocador para llevarte la sorpresa que hoy no deseas usar maquillaje porque no tienes nada que probar, porque te sientes bella al natural; por el contrario puede pasarte que desees hacerte un delineado marcado con labios rojo sangre, quieres lucirte para ti, porque quieres sentirte hermosa con el maquillaje, el secreto está en que ahora ese gusto es tuyo, solo tuyo.
Tus pensamientos van en un rango de lo que te gusta, lo que te interesa, lo que necesitas.
Descubres que eres una mujer poderosa dueña de su propio destino, una mujer llena de éxito. Es ahí donde las cosas cambian para bien, porque empiezas a amarte a ti misma, a ti como una mujer preciosa que no necesita lazos para sentirse en la cima del mundo, donde una pareja no es lo primordial en tu existencia porque tú puedes regalarte esa flor sembrándola en tu jardín y puedes ir a dónde se te de tu gana.
No es porque estés auto consolándote por la solterona que eres, porque ser una solterona ¡Uff! Cómo es útil en estos tiempos, donde tienes que dar explicaciones por todo, donde desconfían de tu relación con tus amigos, donde deben leerte los mensajes de texto o revisar tu historial de llamadas, donde si ya subiste una foto donde no es tu novio el que te está dando un simple abrazo; la gente ya está llamándote de mil formas. Así que, que bello ser una solterona ahora, en la época donde estoy en el mejor punto de mi vida y puedo salir con quién a mí se me de la gana, que bueno ser una solterona que nadie se quiere ligar porque así me evito de problemas cuando no me gusta alguien o cuando me gusta y me pongo celosa.
De verdad, que hermoso es ser soltera y poder escribir a las 3:00 de la mañana, a eso del medio día, por la noche o cuando yo quiera, escuchar la música de mi gusto y bailar sin pena frente al espejo.
Ridículo que no me hay dado cuenta antes que no me preocupa más ese rollito del estómago o si me como dos hamburguesas de un jalón, qué tonto, en serio, que tonto no haber disfrutado antes de que puedo hacer cualquier publicación sin temor a que alguien me diga algo, parezco algo despistada al no notar que puedo vestirme holgado, pegado, serio, sexy, atrevido, con o sin maquillaje, con el cabello cepillado o recién levantado de la cama, porque lo único que me importa es darme gusto.
Ya que todas esas cantantes, las poetas, las escritoras, las deportistas, las mujeres exitosas en su mayoría han llegado ahí por si mismas, sin darse cuenta de que lo hicieron ellas, con su fuerza, con su voluntad, solas. Las parejas que tuvieron fueron cosa no de obstáculo sino de placer momentáneo, porque no por haberse dejado con alguien Ana dejó de correr, Julia dejó de escribir, no por no haber tenido novio Susana dejó de sentirse hermosa o María José dejó de ser súper inteligente. La verdad es que Elena no dejó de imaginarse un mundo de fantasía o Gloria dejó de ser auténticamente volátil y todo un descontrol. Entonces vas por la vida y conoces a Yeniss que, aunque no pasó lo que esperaba con esa persona siguió encontrando placer en convivir con sus perros o en leer libros que posiblemente solo a ella le parecen chidos, en un café ves a Fernanda que decidió ser dueña de sí misma hace mucho y no necesitó un chico para sentirse amada y feliz, en cambio, lo sustituyó por cantar en la regadera y el tiempo con sus amigas.
Entonces, no necesitas a alguien para estar contenta, pon de fondo la música que te gusta y siéntete como América, ese continente perdido que incluso antes de ser conquistado ya era increíblemente bello, impasiblemente hermoso, implacablemente inteligente y terriblemente gustoso de sí mismo.
Por ejemplo: Yo ahora, en este momento cuando termino de escribir esto y me siento totalmente satisfecha porque después de mucho tiempo escribo con el corazón en la punta de mis dedos, con una fluidez que pensé que no recuperaría jamás porque justamente hoy a las ocho de la mañana me levanté y me di cuenta que me gusta el silencio de la mañana, la música tranquila y el té de manzanilla mientras estudio un poco, hoy a las nueve de la mañana en punto me di cuenta que quería escribir porque iba en un rango de lo que me gusta, lo que me interesa y realmente lo necesitaba.
Entonces soy feliz escuchando música instrumental de fondo porque está claro que nunca puede faltarme un poco de drama para el asunto, para este momento me siento poderosa con ganas de comerme el mundo de un bocado porque esta fase dónde sentí que me perdía a mí misma resulto ser un viaje de redescubrimiento, para este momento soy feliz y me amo, como nunca, como a nadie como solo yo podría amarme, quererme y admirarme de una sola vez porque creo que lo merezco, creo en mí y en lo bello que es ser una solterona ahora.