Capítulo 6

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Capítulo seis

Salí del baño con una toalla alrededor de mi cintura, me dirigí al closet y saqué mi nuevo uniforme. Camisa blanca, corbata del colegio, blazer azul con la insignia de la escuela, pantalones azules y zapatos negros. Pensé que sería molesto llevarlo puesto, sin embargo, era muy cómodo.

No iba a negarlo, me ponía un poco nervioso el hecho de ser nuevo, además, las clases habían comenzado hace ya tres semanas, podría haber esperado a entrar el próximo año, decir que aún no me sentía listo para volver al colegio, pero ya no había vuelta atrás, en menos de una hora estaría recorriendo los pasillos de mi nueva escuela.

Hubiese deseado ser compañero de Heather, pero ella iba un curso menor al mío, ya que aún tiene 15 años. Realmente esperaba encontrármela en los pasillos o en el almuerzo, poder conversar y llegar a conocerla mejor, tenía tantas preguntas que hacerle, ansiaba saber todo de ella.

Bajé y me dirigí al comedor, donde estaban sirviendo el desayuno, se encontraban en la mesa Andrew y Violeta, sin embargo, no vi a Heather en ningún lugar.

-Buenos días.- me senté en mi lugar.

-Buenos días.- saludaron ambos. Comencé a comer

-¿Estás nervioso?- preguntó Andrew mirándome curioso.

-No realmente.-mentí.

-Recuerda dirigirte a la oficina de la secretaria al llegar  para que te entregue tu horario de clases.

-Está bien.

-Buenos días. – Miré rápidamente en su dirección. Se veía hermosa en su uniforme. Tenía su largo y lacio cabello castaño tomado, no se había aplicado ninguna clase de maquillaje en su rostro y era mejor así, no necesitaba de ningún producto para ser hermosa, ella ya lo era. Llevaba una blusa blanca, la corbata de la escuela, el blazer azul para mujeres que era más corto y ajustado que el de los hombres, una falda tableada azul a la rodilla, calcetas azules que le llegaban unos 4 o 5 dedos bajo la rodilla y... mi corazón se paralizó al observar sus esbeltas y pálidas piernas, no mostraba mucho, realmente, pero su piel era tan blanca y hermosa... probablemente fuera muy suave. Dios... mis dedos comenzaron a cosquillar ante la idea de acariciarla.

Desvié mis ojos de sus piernas y me encontré con su mirada. Maldición, casi podía ver mi cara roja. Apartó la mirada tímidamente y se sentó a desayunar. Comía hermoso, también. Llenó la cuchara de cereales, abrió su boca lentamente y rodeó con sus labios el pequeño utensilio, por el cual, por cierto, sentía una gran envidia, retiró la cuchara vacía para luego comenzar a masticar despreocupadamente mirando ningún lugar en particular con la mirada completamente perdida. Era... sensual, y ni siquiera lo notaba.

Traté de seguir comiendo sin mirar, se me hacía muy difícil pero debía hacerlo. Lo menos que necesitaba en esos momentos era que todos se dieran cuenta de que me gustaba mi... hermana.

-Tienen cinco minutos para ir por sus cosas y cepillar sus dientes, estaré en el auto.- Dijo Andrew. Esperé a que ella subiera primero, sin embargo, no lo hizo, así que me paré y subí, cepillé mis dientes, tomé mi mochila y bajé nuevamente al estacionamiento donde ya se encontraban Andrew y Violeta en el auto. Me senté atrás, en la ventana de la izquierda. Pasaron algunos segundos hasta que Heather salió de la casa y se subió al auto.

Era más bien un viaje corto, de unos 15 minutos. Violeta y Andrew se lo pasaron hablando sobre el trabajo y las cuentas y ese tipo de cosas, Heather y yo nos manteníamos en silencio. Yo mirando por la ventana, ella... no podría decirlo, ya que miré durante todo el viaje el paisaje. Temía que si la miraba no volvería a despegar mis ojos de ella.

-Llegamos.- dijo Andrew mientras frenaba el auto.- Miró hacia atrás.- Muchas suerte, a ambos.

-Gracias.- Dijimos al unísono y no pude evitar sonreír ante el sonido de nuestras voces juntas, era algo tan casual, tan impersonal, y sin embargo, muy íntimo a la vez. Heather abrió la puerta y salió del auto primero.

-Adiós.- Dije, y no perdí tiempo en esperar una respuesta. Salí rápidamente con la mochila en mi hombro y corrí tras Heather.

-Espérame.- dije llegando a su lado. Me miró confundida.- Necesito retirar mi horario con la secretaria del director pero no sé dónde queda eso... ¿podrías llevarme allí, por favor?- la miré expectante.

-Claro.- dijo susurrando. Ahora que lo notaba, ella siempre susurraba.

Narra Heather

 

Comenzamos a caminar en dirección a la oficina del director. Los chicos me lanzaban miradas llenas de diversión, desprecio y burla. Las chicas generalmente lo hacían también, pero hoy no. No, hoy no, hoy estaban pendientes del chico que caminaba detrás de mí, le lanzaban miradas coquetas y sonrisitas estúpidas. Miré de reojo a Ethan, pero él se encontraba completamente ajeno a toda la atención que recibía, de hecho, me estaba mirando a mí, sin embargo, al notar que lo observaba desvió su mirada fingiendo deliberado interés en el techo de la escuela. No iba a negarlo, él me ponía nerviosa. Muy nerviosa. La forma en que me miraba, como si fuese alguna clase de deidad, era uno de mis principales problemas para dormir de noche. Y es que simplemente una mirada de aquellos ojos azules bastaba para que mis manos comenzaran a sudar.

Gracias a Dios mis padres aún no lo habían notado, probablemente mal interpretarían toda aquella atención, no entenderían que simplemente está emocionado de tener una hermana menor a quien cuidar, ya que por lo que supe, era hijo único antes de entrar a nuestra familia. Está entusiasmado por tener una hermana menor. Sí. Eso es todo.

Llegamos, por fin, a la oficina del director.

-Esta es.- dije. Lo miré por unos segundos mientras aquellos ojos azules me devolvían la mirada.

-Gracias.- dijo con su voz ronca.

-De nada.- Hora de irse – pensé - sin embargo, mis pies no parecían obedecer las órdenes que les mandaba mi cerebro. Luego de un par de intentos, conseguí darle la espalda y comenzar el camino hacia mi peor infierno; el salón de clases.

Narra Ethan

 

La observé alejarse por el pasillo y cuando la perdí de vista, entré en la oficina. Me encontré con una señora de unos 40 años sentada tras un lujoso escritorio.

-Buenos días.- Me miró- Me dijeron que debía buscar mi horario con la secretaria. Soy nuevo.

-¿Cuál es tu nombre?

-Ethan Phillips.- contesté. Comenzó a ojear unos papeles.

-Lo siento, no tengo a nadie con ese nombre.- Ah, claro. Lo había olvidado, desde que soy parte de la familia mi apellido cambió.

-Lo siento, es Ethan Gray- me miró sospechosamente pero ojeo nuevamente los papeles.

-Aquí.- me entregó una hoja.- en la parte superior aparece tu horario y el nombre de tus profesores. En la parte inferior el número de tu casillero y su clave.

-Muchas gracias.- la miré.

-De nada.- Miré mi reloj, aún quedaban unos pocos minutos así que salí y fui a dejar la mochila al casillero, sin embargo, no lograba encontrarlo. Mire nuevamente el papel, Casillero número 310...




-Vera.

Tímidas sonrisasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora