Huida

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Sentado en la mesa junto a su familia, Sergio empezaba a notarse nervioso, viendo llegar a la fiesta, algunos integrantes de dos bandas rivales en el barrio. Las demás personas se divertían tanto que ignoraban aquel pequeño detalle. Para el joven, fue demasiado, cuando vio en ellos algunos reflejos plateados...cuchillos, navajas, pistolas...era lo único que tenía en la mente, así que tratando de disimular fue llevándose a toda su familia de la fiesta uno a uno.

Para cuando volvió por el último, un pandillero le hizo frente, mostrando un enorme machete, más largo que su propio brazo, el sujeto lo amenazaba, y Sergio respondía dando tiempo al pariente para que se marchara de ahí, una vez que lo perdió de vista, pensó que estaba a salvo y corrió, movía sus pies como nunca y saltaba obstáculos con tanta facilidad que ni el mismo lo creía, en ciertos momentos le pareció volar, así que aquella huida la estaba disfrutando como ninguna otra cosa.

Ya no corría para escapar, solo lo hacía para conservar aquella sensación, ni siquiera ponía atención a su alrededor. Notó una boda si...pero no vio las caras deformes de las personas que participaban en ellas. Pasó cerca de unos niños jugando en la calle, pero no miró que en realidad usaban como pelota una cabeza.

La sonrisa la llevaba en todo el cuerpo, no solo en la cara, esa libertad que experimentaba no tenía comparación con nada que pudiera recordar...estaba punto de sentirse invencible, cuando los gritos de su acosador le hicieron saber que aún lo perseguía.

Se metió en un almacén para esconderse de él, y vio como dos chiquillos con cara demoniaca vertían veneno en un tanque de agua. Esta acción le hizo abrir bien los ojos, para darse cuenta que no reconocía el paisaje donde se encontraba, aunque su barrio lo conocía hasta con los ojos cerrados.

Los niños lo vieron, aumentando su sonrisa macabra, como si hubieran imaginado mil torturas para aplicarle y las estuvieran ya disfrutando. Así que él nuevamente corrió, se dirigió hacia un túnel, en cuyas salidas se posaron jinetes y luego galoparon hacia el centro, sujetando una lanza, iban directo hacía el, peleaban por su alma.

Había muerto desde el momento que hizo frente al pandillero, y su carrera fue a través del purgatorio...ahora se decidiría por un simple juego...si iba al cielo o al infierno pues el primero en atravesarlo con la lanza, lo llevaba hasta su reino

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