—Entonces... ¿Lo que usted trata de decirme es que quiere adoptar a un chico de 17 años? —Preguntó por enésima vez la directora del orfanato.
—¡Sí! —Y con el carisma característico del castaño, él respondió la misma cantidad de veces.
A pesar de la insistencia por parte de la mujer encargada, Osamu no perdía él entusiasmo de seguir sentado en esa silla, intentando convencerla para que de una vez por todas empezaran el trámite.
Completamente lo contrario a su esposo, Kunikida estaba mordiéndose las uñas del nerviosismo que sentía al pensar que de repente, la paciencia del contrario podría desvanecerse como la belleza efímera de las flores de loto.
—Me temo que su petición no va a ser posible de realizar —dijo finalmente la directora cerrando el libro sobre su mesa.
—¿Ah?
—La diferencia de edad que debe haber como mínimo entre el adoptante y el niño debe ser por diecisiete años —informó ella—, en cambio si su pareja y usted desean ser padres, podrían iniciar la solicitud por un menor de dos o cinco años. Espero que me comprendan, he hecho ya una gran excepción al dejar a dos jovencitos de veintidós adoptar.
—Me parece bien, ¿tú qué opinas Dazai?
—No me apetece cambiar pañales Kunikida-kun —espetó asqueado el castaño mientras cruzaba sus piernas y brazos para posteriormente voltear a otro lado.
—Osamu...
—¿Su pareja es igual a él? —le interrogó la mujer al rubio.
—Como puede ver, no.
—¡¿Es usted su pareja?!
—Sí, lo es —contestó orgulloso Osamu mientras mostraba su anillo de bodas—, ¿hay algún problema con eso?
—Lo lamento mucho, pero las adopciones homoparentales no son permitidas por nuestra institución —se disculpó la directora levantándose de su asiento dispuesta a encaminarlos a la salida.
—Hacer las cosas a tu manera es realmente aburrido Kunikida-kun —alareó el castaño aún sentado en la silla mientras metía una de sus manos a los bolsillos de su abrigo.
—¡Oí! ¡Dazai! ¡Guarda eso! —Pidió a su esposo al verlo sacar una pistola y apuntar a la directora, en cambio la fémina parecía absorta de su contexto, por lo que continuó abriendo la puerta de salida sin voltear.
—¿Sucede algo? —Cuestionó ella con tono filoso, sin embargo Kunikida había hecho desaparecer el arma de Dazai de manera casi mágica.
—Nada en lo absoluto, a-agradecemos su atención y nos retiramos —musitó casi muriendo de nervios el rubio, mientras que su contrario continuaba indiferente y se dejaba arrastrar por su acompañante.
—Qué personas tan extrañas —pensó la directora mientras cerraba nuevamente la puerta de su oficina y se dirigía a su escritorio para continuar acomodando sus documentos.
—¡Corre, corre, que nadie te pueda alcanzar! —Mientras Dazai se dejaba arrastrar por los pasillos del orfanato, no paraba de canturrear aquella nota infantil con gracia.
Y es que ver la escena que ambos estaban montando era más que cómico, mientras que Doppo tiraba con fuerza del brazo de su esposo, el mencionado simulaba estar en una persecución, con el rubio como conductor.
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La idk de una 'Familia'
FanfictionCuando su padre le dijo que debían conservar la paz de Yokohama a toda costa, Osamu Dazai jamás pensó en el hecho de tener que casarse con el hijo del presidente de la Agencia de Detectives Armados. Tal pareciese que los progenitores de ambos ya se...