Lección 2

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El sol entró por mi ventana queriendo molestar y despertarme como lo haría mi mamá. Había sido una noche agradable con el viento refrescando mi habitación que incluso tuve la necesidad de lanzar lejos mi cobija por el simple placer de sentir la brisa nocturna. Sin embargo, por las mañanas parecía tortuosa que estuviera abierta la ventana junto a la cortina.

Los rayos del sol daban directamente a mi cara por lo que comenzó a ponerse rojiza y caliente, algo como esa sensación que te da al haber ganado un bronceado en la playa. Detestaba quemar mi piel, y más cuando la descarada estrella lo hacía en mi humilde apartamento, donde se supone no debe dañarte.

En fin, ignorando lo mala que había sido mi mañana y queriendo que todo comenzara bien este miércoles, fui directo a la cocina a desayunar un delicioso cereal que me iría mejor que unos huevos fritos con tocino... Y aunque esté diciendo una total mentira, era mejor motivarme a que el cereal sabía más rico que cualquier otra cosa, solo porque me daba pereza cocinarlo. A quien engañamos, nadie se despierta con ánimos de cocinar un grandioso y glorioso platillo cuando te estás muriendo de hambre y lo único que quieres es comer de una buena vez. Así que, desayuné un SUCULENTO y culinario plato de cereal.

Terminando, arreglé mi uniforme y fui a la ducha tardando nada. Cepillé mis dientes y tomé mi mochila del sofá.

Había dormido toda la tarde de ayer y no desperté hasta ahora. Digamos que dormí 16 horas, porque lo único que se me da bien en esta vida era dormir. Oh, bueno, exceptuando el comer y valer popó en la vida. Con lo anterior ya bastante claro, había olvidado hacer los deberes de la clase de matemáticas, entre otras clases.

Pero de todas las tareas que no había realizado, la que mas me causaba preocupación poniéndome tan ansioso que me daba de nuevo ese tic en el ojo, se debía a la tarea de biología.

¡Bien hecho, JungKook! Al parecer, no te basta con mirar su cara todos los días, si no también, ¡quieres que te regañe!

Y ahora que lo pienso, lo único bueno de haber viajado bastantes horas en el tren desde el pueblo hacia la ciudad es que tomaba mi tiempo resolviendo las pequeñas actividades que venían en los periódicos. Resolví el crucigrama de al menos 5 de ellos, y el tren se movía con desespero a llegar.

¿Qué quiero decir con esto? Todo ese tiempo en el tren me sirvió como entrenamiento para hacer las tareas en el bus que casualmente hoy tomaré para ir a la escuela, como todo buen estudiante irresponsable. Ya saben, no hay que perder las costumbres del modelo que tienen de los alumnos. Incluso, había despertado una hora antes de lo usual ya que me tomaba más tiempo ir en bus que caminando, pues debía esperarlo en la parada y se demoraba en pasar.

Abrí la puerta de entrada y cerré con llave, revisando que todo estuviera impenetrable. Giré y curioseando un poco alrededor, me topé con la puerta abierta de mi vecino...Mi vecino de enfrente.

No quería ser entrometido, de hecho, estaba a punto de irme de una vez porque se me haría tarde, pero escucharlo cantar con esa voz chillona y las pisadas que se movían en sincronía a su voz, no pude evitar no chismosear un poco.

Sabiendo que estaba mal y que debía irme antes de ser descubierto, me acerqué lentamente a la puerta que solo mostraba una pequeña porción del interior, pero déjenme aclarar que con eso me bastaba, porque bueno, nadie puede evitar ponerse hormonal cuando se tiene que poner hormonal. Aunque no voy a negar que ciertamente era preocupante cuando estabas desesperado.

No estoy diciendo que yo lo esté...o bueno sí, un poco, pero ese no es el punto. El punto aquí es que esa bendita abertura dejaba ver a mi maestro en ropa interior, dándome la espalda, exponiendo una hermosa vista a mis ojos: ese redondo trasero.

Teacher, please...Teach Me! ❢ +18 Jikook/KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora