Capítulo uno: Tú no sabes lo que es ser hombre.

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Eran las cinco de la mañana y no dejaban de tocar la puerta de mi apartamento.

–¡Vooy! – grité.

Al abrir la puerta me encontré con Tom, todo despeinado y en pijamas.

–No preguntes.

–¿Qué ocurre?

–¡No preguntes! – exclamó él, al entrar a mi pequeño apartamento.

–Estas en mi casa, a las cinco de la madrugada. Creo que debo preguntar.

Él se giró hacia mí.

–Adrianna me ha botado de la casa. Aparentemente alguien le dijo que me acosté con su hermana en dos ocasiones.

–¿Te acostaste con Danny? – casi le grite.

–Lo cual es mentira – aclaró él.

Respiré aliviada.

–Porque solo lo hice una vez.

–Solo lo hice una vez – le burlé la voz –. ¡Uno no se acuesta con las hermanas de sus prometidas!

Tom resoplo y se sentó en unos de los sofás. Cerré la puerta y camine hasta él.

–Fue un accidente.

–¡Que puntería!

–Gracias – él sonrió.

–Supongo que te quedas a dormir aquí, y no puedo hacer nada para detenerlo.

–Supongo.

Camine hacia a mi habitación y antes de cerrar la puerta le dije:

-Te quedas en tu casa.

Ahora debía irme a dormir.

¡Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiii! ¡Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!

El sol ya había calentado la habitación y aquel sonido no me dejaba dormir. Me levanté exaltada.

¡Tom!

Corrí fuera de mi habitación y me encontré con una nube de humo.

–¡Sí, lo que te digo esa vieja está loca! – le escuché decir desde la cocina.

Cuando lo vi, tenía el sartén medio quemado en la mano.

–¡Te voy a matar!

Él me vio exaltado.

–¿Qué acabas de hacer?

–Aparentemente tu cocina me odia, no hice más que ponerme a cocinar y se prendió en fuego.

–No sabes cocinar- escupí.

–Tal vez sea por eso. Dennis, te llamo luego.

–Casi quemas mi cocina.

–Casi.

–¿Dónde mierda tienes la…?

Comenzaron a tocar la puerta como locos. Tom dio un brinco y me vio aún más exaltado.

–Si es la loca de Adrianna dile que conocí a un hombre y que ahora soy muy feliz con él.

–¿Un hombre?

–Sí, hay que hacerlo dramático – me contestó antes de correr hasta mi habitación.

Fui abrir la puerta y, ¡bingo! Si era Adrianna.

¿Y si cambiamos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora