Parecía estar desconcertado, su mirada examinó a Italia con sumo cuidado como si esperara encontrar algo diferente, era más que evidente que no encontraba sentido lógico a sus palabras, no estaba jugando, respecto a Italia jamás se trataba de un juego, creía que eso lo había dejado claro.
- ¿Puedo saber que hice ahora? - preguntó con voz ronca, su ceño fruncido y brazos cruzados, Lia evitaba mirarlo, sabía que lo hacía para desconcentrarle, que de repente sus palabras se desvanecieran de su boca y así poder evitarse el reproche de la castaña. - Lia - llamó el joven de modo socarrón a la espera de una respuesta.
- Lio - respondió de manera despreocupada, trataba de restarle importancia a su presencia, Lio no era algo de lo que tuviese que preocuparse demasiado, el jodido medio hermano que jamás quiso tener, por supuesto, sin contar a Alexandré.
Él no le respondió de nuevo, como si de su habitación se tratara se volvió tranquilamente hacia la cama y se tiró en ella bajando las cobijas, se enredaría en ellas. Sus manos rápidamente fueron detrás de su cabeza para conseguirle una cómoda posición mientras seguía con la mirada a Italia que se movía por la habitación buscando el pijama. Con la ropa en sus manos caminó perezosamente al baño, esperaba en verdad que cuando volviera a su recamara y a su cama Lio ya no estuviese más ahí, aunque como siempre, el tema continuaría al día siguiente como ocurría en otras ocasiones.
El agua ya corría de la regadera y de esta ya comenzaba a salir vapor, el espejo de apoco se empañaba volviendo borrosa la imagen de Italia en el mismo. Se volvió a la puerta solo para poner el botón, conociendo a Lio era capaz de entrar al baño y arrancar la cortina solo por fastidiarla, aunque no era el único acto que le venía a la mente, por lo visto si era el más inocente.
Se deshizo de la ropa que llevaba puesta y sin perder más el tiempo se metió bajo el agua dejando su cuerpo bajo el chorro más de lo necesario como siempre. Se volvió para deshacerse del maquillaje tallando su rostro con suavidad, siguió su cabello y su cuerpo, era curioso como disfrutaba de un baño, al parecer tirar el agua no parecía un problema para ella.
- ¡Italia! - llamó su hermano luego de un par de golpes a la puerta del baño, la joven no le respondió simplemente siguió en lo suyo. - ¡Anda date prisa! - volvió a decir con voz cansada, era más que obvio que la joven no le respondería, mucho menos le obedecería, así era ella, no hacía falta decirlo.
- Mierda - masculló Lio caminando por la habitación nuevamente, observando cada rincón de la misma, buscando detalles, cosas importantes o al menos algo que le pareciera divertido, interesante o entretenido. Rápidamente su vista se fijó en el bolso deportivo de Italia, sin dudarlo se acercó al mismo ¿Qué podría llevar? Su botella de agua quizá, tenis, licra. . . cualquier tontería, no le sorprendería si se encontraba con una maldita grabadora ahí adentro, bien sabía lo mucho que le gustaba escuchar música alta a Italia. Apenas abrió el bolso lo primero que saltó a la vista fueron las vendas por sobre las demás cosas, estaban completamente blancas, eran gruesas, más en ese momento no le vino nada a la mente, quizá por si se torcía algo al correr ¿no? ¡Alto! ¿Eso era sangre?
La puerta del baño se abrió dejando salir a una joven con el pijama puesto y una toalla enredada en su cabello de una manera conveniente, de hecho Lio no se había dado cuenta de que el chorro de agua dejó de caer, tampoco captó el sonido de la puerta al abrirse, lo que le impidió sacar las vendas de la mochila fueron las manos de Lia que rápidamente le arrebataron el bolso. Ella entrecerró los ojos echando un rápido vistazo al interior del bolso para verificar que no faltara nada, finalmente terminó por cerrar el bolso y tirarlo al suelo dirigiéndole una severa mirada al joven frente a ella quien la miraba expectante, profirió un gruñido algo extraño y luego de sacar la toalla de su cabello habló.
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Finalmente Matterazzi
RomanceItalia Matterazzi. Su vida se resume a una palabra: Porquería. Llena de enredos, confusiones y peligros. Hay decisiones que tomar y no existe una cabeza sensata que lo haga por ella. La equivocaciones son algo común en los humanos, sin embargo para...