Guardianes del Paraíso

Capítulo Uno: Pesadillas

*Bueno, esta es mi primera historia, y hace tiempo que no escribía ni la lista del mercado asi que no se que tal salga :'^, pero de todas maneras dare lo mejor de mi y espero lo disfruten. Yo soy Black y bienvenidos*

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-¡¡¡AGUAAAAA!!! ¡¡¡SE INCENDIA EL HOSPITAL!!!

El crepitar de la madera, sumado al fuego y los diferentes gritos de las personas alrededor, terminaron por hacer que su consciencia regresara a él.

Lentamente, se incorporó sobre sus rodillas y codos, con un dolor punzante en la zona baja de la espalda, fruto del golpe generado por la onda de choque.
Sus oídos zumbaban y su nariz estaba sangrando.
Abrió y cerró sus ojos una y otra vez, tratando de dispersar la neblina que se habia formado en ellos.

Al fin pudo enfocar algo, pero lo que vio lo congeló.

El hospital del que había salido hace tan solo unos instantes estaba envuelto en llamas, con los destructivos y evidentes rastros de una explosión.

-E-el hospital... - de pronto, tomó consciencia de lo que aquello implicaba- ¡¡PADREEEE!!

Entre el fuego que consumia el ahora destrozado pórtico de entrada, se formo una figura humana, y entonces sucedió lo inconcebible.

Un niño, no mayor de 12 años, caminaba a paso pausado hacia él, saliendo de entre las llamas sin que ninguna parte suya demostrara quemaduras de algun tipo.

Una cínica sonrisa curvaba sus pálidos labios.
Su apariencia de por sí ya era extraña, el cabello plateado cayendo sobre su frente y orejas, su ropa parecida a la de un niño que va de excursión (zapatillas, unos pantalones cortos que le llegaban hasta debajo de la rodilla, y una camiseta de.mangas largas y un cuello levantado que ocultaba su barbilla y parte de su boca), pero el dato mas resaltante eran sus ojos... esos ojos negros, de un ébano brillante que hacia resaltar mas el carmesí de sus iris.
Sus pupilas estaban literalmente en blanco, mientras su sed de sangre era notoria en los brillos de estos,ademas de en las manchas de sangre que cubrían sus pantaloncillos y parte de su rostro.

Aquellos ojos de carbon sangrante se clavaron directamente en los suyos, causando inmediatamente que el pánico invadiera sus sentidos.
No podía moverse, ni escuchar, ni sentir nada. Solamente el temor de tener aquellos ojos clavados en el. Apenas sentía el avance de aquel personaje.
Mientras iba saliendo del fuego, en su espalda se notó una larguísima y afilada guadaña, de casi dos veces la altura de su portador.
Avanzaba a paso lento, mientras aquella sonrisa seguia presente.
Cuando estaba tan solo a dos pasos, tomo el arma, levantandola por sobre su cabeza. Este gesto pareció haberlo hecho reaccionar pues recien entonces comenzó a retroceder, mas una sola palabra lo hizo detenerse en seco...

-Muere...

Esa simple palabra emergió de aquellos viperinos labios, descargando la hoja sobre el cuello del muchacho...
El cual, solo atinó a cerrar los ojos, esperando el consuelo de la muerte...

Y luego...
Nada... una absoluta oscuridad li envolvió un par de segundos que parecieron eternos, hasta que escuchó un leve murmullo..
Poco a poco, el murmullo fue tomando volumen y sentido, articulando 2 sílabas..

-Kaze.. Kaze... ¡¡Ka-!!

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El joven de largos cabellos rubios sacudía levemente a su amigo, el cual se habia quedado dormido sobre la mesa del café en el que se encontraban, el "Abismo Negro", talvez no el mas lindo, pero si uno de los mejores cafés temáticos en la ciudad.