"No sé que vamos hacer, amigo." Murmuré un tanto frustrado.
Íbamos caminando con Louis directo al trabajo, caminando porque hace un rato nos envaucaron los autos por estacionarnos en una plaza pública, ¿y eso que tiene?, o sea, dejamos un espacio para que los niños jugaran, fuimos considerados.
"Tenemos que conseguirle una prostituta" Dijo con extremada seriedad, lo cual hizo que diera una estruendosa carcajada.
"No podemos costear una prostituta, Louis."
"Sí, podemos usar un cupón. Conseguirle una prostituta barata. Es Liam."
"No, no podemos" Volví a negar con la cabeza. Este tipo está completamente loco si cree que le enviaremos una prostituta. No es el estilo de Liam.
"Mira" Me señaló la revista que tenía en mano en donde se lograba apreciar una mujer desnuda de cintura para arriba con sus manos tapando sus pechos. "Chicas del East Village para contratar."
"No" Negué divertido.
"Justo allí" Apuntó la portada en donde se observaban unas letras pequeñas.
"No."
"Sí." Entramos a lo que era Perthara, una editorial muy conocida hoy en día, nuestro trabajo. "De acuerdo a este artículo, la mayoría de los bares del lado Este están llenos de prostitutas."
"Sabes que lo que me encanta de ti, es que literalmente te crees cada cosa que lees."
"No es verdad" Masculló el castaño frunciendo el ceño.
"Sí, lo es."
"No es así." Dijo él haciendo un pequeño puchero a modo de burla.
"Sí es verdad." Exclamé entre carcajadas. "Es como si tuvieras nueve años."
"Ooh, no, no, no. Son como prostitutas jóvenes y geniales" Siguió hablando de la revista esa. "Se visten como hipsters y eso."
"Y yo te digo que realmente dudo que sea ese el caso" Comenzaba a perder la paciencia, pero no porque me irritara ni nada, la verdad es que me hacían reír sus ocurrencias, pero detestaba que no me dieran la razón. Este chico nunca iba a cambiar, siendo el mayor de todos, seguía comportándose como un niño.
"¿Entonces por qué estarían en una revista?" Preguntó obvio.
"No lo sé." Dije cantarino.
"Léela" Dijo entregándome la revista, en una página en especial.
Recibí la revista que me ofrecía Louis sin rechistar. El hombre no se daría por vencido (en realidad nunca lo hacía), así que era mejor tragarme mis quejas y leer lo que me decía que leyera. Al momento en que abría la boca para comenzar a leer, vi de reojo como Louis se daba media vuelta para hacer funcionar la cafetera.
"...Se vestía como cualquier otra linda chica joven, botas hasta la rodilla esparcidas por el suelo, y un cajón lleno hasta el tope con condones, parecían los únicos signos de su oficio paralelo." -Leí en voz alta.
"¿Qué tan asombroso es eso?" Pronunció emocionado.
Antes de que pudiera articular palabra alguna, se acercó Bob, nuestro socio.
"Hola chicos" Nos saludó simpáticamente. "Es Bob."
"Sabes que no eres un teléfono. ¿Cierto?" Murmuré divertido, mientras Louis reía.
"De verdad estás aquí, Bob" Habló Louis. "Podemos verte."
"Totalmente" Seguí con la Burla hacia nuestro compañero.