El pequeño azabache yacía abrazado al pecho del Gryffindor, las serpientes habían llevado a su celda un pequeño colchón pegado a la pared de sus grilletes, Petter había sacado a sus amigos de aquel lugar mientras eran llevados al despacho del director Solo agradecía una cosa, ahora estaba con Lily y Narcissa.
Ambas chicas eran la reencarnación de ángeles que habían perecido en el pecado debido a su belleza y amabilidad cayendo asi en las garras de los demonios.
Pasaban las horas y el segundo castigo se aproximaba, tenia miedo y no se molestaba en esconderlo las chicas acariciaban sus cabellos en un vago intento de calmar los temblores de su cuerpo, cuando sintió un tirón de su cadena se aferro como si su vida dependiera del Gryffindor que se negaba a dejarlo, pero de nada sirvió.
Siendo arrastrado se resigno a caer en aquel castigo, después de todo... lo recibiría por su madre. Con la cabeza en alto se puso en su mascara de indiferencia, una sonrisa ladinada enorgulleció a todos y cada uno de los Slytherin, y al estar en frente de todos en el gran comedor su tan "Querido" abuelo lo miro con burla y dijo.
-Aun tienes la oportunidad de liberarte- pero no se digno ni a dirigirle la mirada.
-Y traicionar a mi madre? Ja!- rió con ironía -Prefiero morir antes que eso suceda-
-Podría concederte ese deseo- le dedico una mirada llena de odio pero ni siquiera eso lo intimido para posicionarte en medio del comedor.
-No me da miedo morir- cerro sus ojos -si así protejo a mi madre-
-Te arrepentirás de esto-
-Severus!- grito el Gryffindor acercándose para abrazar al azabache y este gritara sorprendido.
-Arthur!- se separo mirandolo entre asustado y preocupado, el sabia de lo que era capaz el mayor de los Prince, no se detendría aunque fuera un sangre pura. -Aléjate..-
-No... prometí protegerte, soy tu guardián, protector y por ultimo, soy tu amigo.- Se posiciono en frente del de baja estatura y mirando al mayor le dijo -No permitiré que le lastimes-
-Arthur Weasley un buen sangre pura responsable con altas calificaciones- lo miro confundido pero sin dejar su porte elegante -Por que proteges a este sucio mestizo?-
-Por que yo soy su protector- Sostuvo firmemente su varita
-Como...-
el resto fue historia
