Prólogo

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—Jodida suerte.

Refunfuñó en cuanto vio que aquel chico pelinegro estaba parado enfrente de su casa a altas horas de la madrugada. No entendía porqué debería de estar ahí si ni siquiera tocaba ir juntos a la escuela tan temprano. Frotó sus ojos, tal vez pensaba que sólo alucinaba porque seguía medio dormido pero el sonido de la mochila del chico arrastrarse en el suelo le confirmó que todo era real.

—¿Qué haces tan temprano en mi casa?

Soltó mientras cerraba la puerta delicadamente, no quería despertar a sus padres y hermanos que dormían profundamente, se asustaría si alguno de ellos viera al chico pelinegro a las cuatro de la mañana sentado cómo si fuera la cosa más normal de ver.

—Me he tomado unas vacaciones...

Abrió su mochila, sacando de ésta una cobija gruesa que después se llevó a su cuerpo, tapándose por el inmenso frío que hacía en ese momento. El otro chico no paraba de verlo extrañado, pensaba que quizás se había enojado otra vez con sus padres o que andaba de huelga-odia escuela cómo a veces se le pasaba a la mente, un disparate. Pero supo que, en cuanto sacó la cobija había inclusive mucha ropa y objetos de aseo personal escondidos en ésta, y esa no sería la única madrugada que se quedaría en su casa.

—¡Ah no! Joder, en mi casa no vivirás.

Lo destapó de aquella cobija e intentó sacarlo a rastras de la casa pues aquel compañero suyo estaba loco de la cabeza si trataba de vivir en casa ajena ya que los padres del chico lo matarían, apenas les alcanzaba para comer a los 6 integrantes de la familia. Uno más y todo se acababa.

—No pienso quedarme en tu casa, sólo vine a hacer una parada aquí.

Se volvió a acomodar entre las sábanas y cerró los ojos, lucia cansado con ojeras debajo de sus ojos que significaba que su compañero no había dormido durante días. Se acercó a él y con discreción se sentó en uno de los sillones próximos a él, susurrándole tan bajo.

—¿A dónde te diriges? ¿Volviste a escapar de tus padres?

—No, ellos no tienen la culpa de lo que me está sucediendo.

Acurrucándose más al sofá intentó fingir que dormía para que su compañero no continuara con más preguntas, no obstante, el otro sabía muy bien que algo no estaba del todo correcto con su amigo.

—¿Quienes son los responsables?

No le respondió y en cambio, sacó una fotografía de su suéter, mostrándosela al otro chico. Éste lo miró detenidamente antes de soltar un chillido de la sorpresa.

—Éstos son los responsables...—Y después viendo más a fondo la foto, señaló a un sujeto de estatura baja— Más específicamente él.   

—¿Pero por qué huyes de ellos? Debes de hablar con tus pad...

El joven fue interrumpido por el chico de cabello oscuro, no parecía del todo alarmado pero de seguro por dentro estaba hecho pedazos, era como si su alma juvenil ya no estuviera con él y en cambio sólo había un chico sin esperanzas... Lo miró con pena y pensó que su amigo había nacido en el lugar equivocado.

—No puedo,me he metido en un lío con la policía ahora que lo confesé todo.

—¿Qué confesaste?

Un profundo silencio se hizo presente en aquella sala, el chico de cabello oscuro sólo lo quedo viendo durante 1 minuto antes de acomodarse en el sofá para dormir plácidamente durante 2 horas...si es que podía hacerlo.

—Puedes descansar tranquilo, a las 6 ya no me tendrás aquí,  tal vez pronto sabrás de mí.

Quiso reprocharle, detenerlo y decirle que lo que estaba a punto de hacer era la peor decisión que había tomado en su vida, pero como no es su obligación decírselo, guardó silencio. Dejando las cosas como ya eran, queriendo regresar el tiempo justo antes de lo sucedido en la cabaña...

Pero uno de ellos tenía que sufrir y este peso se lo llevaría el chico de cabello azabache. 

No más preguntas y tampoco hubo más habla de parte de los dos. Su compañero acarició su cabeza por última vez en forma de despedida antes de regresar a su cuarto, pidiendo que aquel chico con problemas en su vida, no sufra más en las calles.

Una risa denigrante se escuchó afuera de la casa, el chico de cabello azabache se percató de aquel personaje que lo estaba observando desde el patio y que para nada del mundo lo dejó de seguir, no quiso obviarlo e ignoró por completo su presencia sabiendo que, en cualquier momento se lo llevaría.

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Question Me || KookGiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora