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La semana había pasado calmada, como siempre lo era mi trabajo. No me molestaba por que amaba lo que hacía y por lo tanto trabajaba a gusto.

No había vuelto a ver a Jimmy en toda la semana. Todos los días que siguieron después de que él me fuese a dejar a casa, pensé en la idea de ir por él al bar y tener sexo. Era una idea más que tentadora. Tenía en mi un Ángel y un Demonio, Megan me decía que a toda costa debía hacerlo y yo dudaba.

Megan era sólo la contraparte de mi personalidad, más bien era como mi subconsciente, no es que tuviera problemas de personalidad múltiple, sólo usaba ese nombre como excusa para realizar mis deseos oscuros y eróticos...y para vestirme como una perra.

Lo había decidido, lo haría, de hecho estaba punto de hacerlo porque iba camino al bar en un taxi, vestida y maquillada de la forma más provocativa.

Entre y camine abriéndome paso entre la multitud hasta la barra del bar. Pedí un shot de tequila y me lo bebí de un trago para tomar valentía. Mire hacia el privado de los chicos y ahí estaban, Jimmy estaba mirando hacia mí, lo salude con la mano y él esbozó una sonrisa para luego salir de ahí y caminar hacía mi. Pedí otro shot mientras él llegaba, para que mis nervios se fueran calmando.

-Megan. -Me puso la mano en la cintura y me saludo de un beso en la mejilla.

-¿Cómo estás, Jimmy?

-Muy bien, pasando el rato, ¿Y tú?

-Bien, gracias. -Le sonreí.- Te dije que volvería.

¿Lo había hecho? Ya ni recordaba lo que le había dicho antes.

No aguante más y lo tomé de la mano, estaba deseando volver a besarlo.

Lo llevé hacia el pasillo de los baños, era muy oscuro y más privado.

Lo atraje hasta mi y lo besé hambrientamente, desee sus labios toda la maldita semana. No se que tenía que me hacia desearlo tan fuerte.

Inmediatamente me agarró de la cintura con fuerza y me apego a su cuerpo. Me estaba volviendo loca con sólo besarme, ni me imaginaba como me iba hacer sentir cuando lo tuviese adentro.

Bajo sus besos hasta mi cuello donde mordió dejando rastros de fuego por cada lado por donde pasaba. ¿Qué era esto?

En tan sólo unos minutos me tenía al cien y necesitaba de él. Metí mis manos frías debajo de su polera y el gruñó al sentirlas, si piel estaba caliente, casi sentía que quemaba al tacto.

-Espera. -Habló excitado.

Me tomó de la mano y me llevo derecho por el mismo pasillo, hasta llegar a una vuelta a la izquierda y había una escalera, subimos y había una habitación perfectamente ordenada, impecable con un olor exquisito. Encendió la luz y esta dio un color rojo.

"El infierno." pensé.

Me tomó en sus brazos y cerró la puerta con seguro, caminó hacia la cama y me dejo en ella, se quito la camiseta y pude ver sus tatuajes que ya se estaban volviendo familiares para mí.

Empezamos a quitarnos la ropa entre los dos hasta que quedamos totalmente desnudos, me miro porque al igual que él tenía tatuajes pero escondidos por aquí y por allá, que sólo era posible verlos cuando estaba totalmente desnuda.

Se abalanzó despacio sobre mi a besarme. Era el primer hombre que me tenía preparada para el sexo con tan sólo besarme, sin necesidad de ningún juego previo. Abrí mis piernas para darle a entender que estaba lista para él, se puso en medio y puso su miembro en mi entrada, dio un empujoncito y éste se deslizó con facilidad dentro de mi haciendome soltar un gemido. ¡Dios mío!

Inframundo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora