Isla de paros, Venecia.1718.
TENÍA LA MIRADA PERDIDA EN EL AGUA, no sabía cuanto tiempo llevaba así, mirando el azul del agua. Las olas mecian el barco logrando un vaivén un tanto hipnótico. Lo único que la mantenía en la realidad era el llanto de las mujeres a su alrededor.
Eran unas veinte, todas muy angustiadas y temerosas de su destino.Pararon en una isla de Venecia por lo que oyó. Miró su estado y maldijo internamente a su tío por la situación en la que estaba; semanas atrás su padre fallecía envenenado por su madre, la cual lo había engañado con su propio hermano y juntos tramaron el plan para tomar el trono. Ella, la duquesa, no era más que un estorbo y como tal la vendieron junto a otras. Kalina era la única heredera al trono ruso, y como tal significaba gran peligro para muchos.
Siempre quiso saber que se sentía ser amada por su madre, esta solo sabía despreciarla por el hecho de haber nacido mujer, siempre la culpó por eso y luego que su padre quedara estéril las esperanzas de grandeza acabaron con ella. Para su suerte el Zar siempre la amo y cuidó con mucha dedicación
Cómo extrañaba a su padre.
La melancolía invadió su frágil corazón, aunque por fuera se veía como una jovencita de carácter fuerte por dentro era todo lo contrario. El invierno le había llegado a muy temprano edad, sentía como la oscura helada tomaba control de su cuerpo y entendió que sería así siempre.
Una vida sin primavera.
—¡Bajen todas, fueron compradas por los Otomanos! —gritó uno de los esclavistas.
°°
En el Palacio Topkapi había una guerra interna entre las consortes principales del Sultán Orhan; Emetullah Sultan y Kubra Sultan, la primera era la madre del heredero al trono y la segunda era la esposa legal. Ambas se odiaban y siempre planeaban algo contra la otra.Pero en esta ocasión todo estaba sereno, tranquilo, ya que los Şehzades se irían a sus provincias y debían de prepara todo. Cómo era de esperarse el mayor iría a Manisa.
Este príncipe era Cihan, y su madre Emetullah lo acompañaría para administrar el harén.
—Felicitaciones, irás a Manisa. —susurró una mujer a su espalda.
—Kubra Hatun, que bueno verte. Pronto te irás a Amasya y no podré ver tu bendito rostro. —contraatacó Emetullah, mientas que la otra mujer volteaba los ojos ante lo dicho.
Kubra se había casado con el Sultán hacía más de diez años, pero aún así su contrincante la seguía llamando Hatun, claramente no delante del su majestad. —No querida, el Sultán pidió especialmente que me quedase a su lado. Cómo única consorte, su favorita.
No esperaba aquello, era la primera vez que pasaba, jamás una mujer se quedaba sin sus hijos. Pero cuando se trataba de Kubra no había regla que no pudiera romperse.
Siempre fue así, desde la llegada de la circasiana toda regla era nula, ella llegó en un caluroso verano y desde entonces todo lo que hizo fue opacar a las demás favoritas y aumentar su poder.
Emetullah se preguntaba que era lo hizo mal para merecer tal rechazo, pero luego entendió que nadie manda en el corazón. Se sintió furiosa consigo misma por no haber podido enamorar al Sultán, simplemente la usó como la madre de sus hijos y mientras ella se entristecía lentamente, él regaba su amor por otra.
Que injusta era la vida, mientras que con algunos le daba rosas y corazones, a otros les daban las espinas gélidas.
Oh, pobre Emetullah, se encontraba a merced de los cuervos.
Buenas, buenas. Al fin me digne a publicar el nuevo comienzo. Es quizá un poco corto, pero no se me da muy bien escribir inicios largos.
Espero les guste.
Cia.
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ɴᴀᴢᴇɴɪɴ ꜱᴜʟᴛᴀɴ [Pausada]
Ficción históricaCuando el fuego está en nuestra sangre es difícil no hacerle caso. Banners realizado por @sadxet de @UnionesEscritas Portada realizada por @lady_noche de @EditorialQK Segunda portada realizar por xniallharrygirl de ArynEditorial {Historia completame...