Sonidos de bocinas, gente gritando y bastante bullicio estaban perturbando al cansado joven de 15 años, caminando bastante deprisa por las calles transitadas de california, que se dirigía a su escuela. Este era de contextura delgada y algo bajo para su edad, un azabache moreno con reflejos más claros en las puntas de sus cortos cabellos bien peinados. Ojos azules tan oscuros que podían parecer grises, con obvios rasgos latinos en su rostro que ahora detonaba un tremendo fastidio. Al llegar bajó la velocidad para observar la multitud de estudiantes frente a esta; observando tanto caras nuevas como viejos compañeros a quienes no le apetecía saludar.
-¡Hey, Marcos! – Para su suerte escucha la voz de su mejor amigo, castaño de tez blanca, más alto que él. Era un flameante chico de ojos cafés claros que eran decorados con unas marcadas ojeras. Su sonrisa ladeada lograba que se formaran hoyuelos en su rostro, dándole una vista amigable a pesar de su sarcillo negro puesto en su oreja derecha, este entre algunos chicos con los que hablaba anteriormente, le alzó la mano para que lo encontrara con la vista. Cosa que logró-. ¿Qué tal?
-Hola Mike, bien- Respondió al verlo más cerca, y parándose frente a él con las manos en los bolsillos, bastante animado.- Acabo de llegar, ¿y tú?
-Bien, bien. ¿Emocionado por los de nuevo ingreso? Podrías conseguir un nuevo mejor amigo.- Bromeó dándole un leve codazo mientras ambos emprendían paso.
-Con razón note tantas caras nuevas...- Ladeó el más bajo, de igual forma no creía que alguien más opacara el puesto que ya Mike tenía, por favor, era su mejor amigo.- ¿Por qué tan emocionado?
-En absoluto, solo te digo.
-¿Por qué te crees que te cambiaría?- Este quedo seco al no saber cómo responder sin resultar como un patán celoso.
-Bueno ya ya, es sólo que no quisiera que me cambiaras por otro amigo, eso es todo.- Evitó la mirada cuestionante del azabache, ya algo nervioso.
-No digas eso, ya sabes que eres el mejor.- lo miró frunciendo el ceño, para después mirar a otra parte al caer en cuenta de que no solo era el mejor, era el único. Pero eso era decisión de él, igual las demás personas que conocía eran un asco.
- Je, está bien.- Volvió a recuperar la compostura despreocupada-. Ya entendí que soy muuuy importante para ti- Alzó las cejas e hizo una cara que al azabache le resultó extraña. Totalmente ofensiva a su parecer.
-Tu y tus caras...- Rodeó los ojos, para después dedicarle una sonrisa. – Pero sí, eres importante para mí.
-Al ver alguien tan amargado como tú verlo sonreírme así... Entonces puedo confirmar que es cierto.- Le devolvió la sonrisa.
Al menor se le desapareció inmediatamente para dar cara a una mirada de fastidio por el comentario de su bocón amigo.- Oh vamos Marcos.
Antes de que pudiera terminar la frase ya el azabache había dado vuelta para usar otra vía y así llegar a su clase sin escuchar más a su amigo, quien de un momento a otro le devolvió toda su rabia. Bajó las escaleras dando sonoros pisotones, los cuales cualquiera podría oír a lo lejos. Que se podía hacer, solo quería golpear algo o algo así. Hasta que de pisotón a pisotón a la mitad de la escalera cruzando terminó dándose un leve choque que detuvo su paso con quién, al parecer, no se dio cuenta su evidente bajada.
-¡LO SIENTO, ENSERIO!- Exclamó con preocupación y nervios su obstáculo a su clase, este solo exclamó un sonido de molestia para después ser tomado por los hombros por el otro. Al azar la mirada pudo notar que era del mismo tamaño que Mike, podría ser de la misma clase que su amigo, era castaño oscuro con una mecha azul en el lado izquierdo de su flequillo. Desordenado cabello, ojos chocolate con leves ojeras. Tenía dos lunares a los lados de su ojo izquierdo y la tez blanca. Después de observarlo cayó en cuenta de que llevaban un largo rato así, por lo que se separó.
-¿Qué-Qué me miras?- Objetó, tratando de intimidarlo.
-Oh, nada nada.- Este se ruborizó intentando mirar a otro punto del lugar, para después volverlo a mirar.- ¿Te encuentras bien?- Al escuchar esa pregunta el menor lo miro con extrañeza.
-Estoy... Totalmente bien.
-¿Seguro?- Insistió
-¡Por supuesto!- El de azul al notar su enojo, dio una leve risa. Que inquietó aún más a Marcos. ¿Qué clase de pendejo era este?
-Me alegro.- Le sonrió mirándolo con algo de dulzura.
-¿Por qué?
-¿Por qué no?- El moreno ya no sabía cómo salir de esa conversación, tampoco quería seguir empujando gente a su paso.
-¿No tienes a dónde ir?- Este meditó un poco. Para sacar rápidamente su teléfono y revisar la hora.
-Ugh...- Sonó molesto- Genial Richard, tarde el primer día.- Se habló a sí mismo para después guardarlo nuevamente. El azabache gruñó, bueno. Ahora que la conversación había fluido más de lo que debería Marcos pensó que debía hacer algo.
-Bueno, ''Richard''. Yo me...
-Me retiró rápido antes de llegar aún más tarde a clases- Interrumpió acariciando y despeinando rápidamente la cabeza del más bajo, para pasar por su lado e ir subiendo las escaleras siendo seguido por la juzgante mirada del otro.- ¡Oh!- Detuvo su paso, devolviéndole la mirada- ¿Cuál es el tuyo?
-¿Mi qué?
-Tu nombre.- La pregunta lo incomodó un poco, ¿acaso este tipo quería seguir hablando con él?
-Oh... Soy Marcos.- Respondió algo seco.
-Claro.- Se dijo a sí mismo y con una notante energía al obtener su respuesta. Para volver a tomar paso por las escaleras. - ¡Hasta luego, Marquitos!
El menor quedo pensante, hasta que al darse cuenta del apodo se limitó a soltar un bufido, ya que el castaño ya había adelantado mucho el pasó lejos de él como para comentar algo más. Y siguió su camino, pensando cómo le iba a contar todo eso a Mike sin que este mismo fuera directo donde el castaño Richard para llenarlo de preguntas.