Todo estaba preparado: Nada de flores, rosas, Ramos, regalos ni banda de mariachis.
Richard quería que esto fuera perfecto, mientras más privado mejor. No cree que a su crush le guste enterarse de sus sentimientos en público, demasiada tensión (ni a el le gustaría). Era su segunda cita, a pesar de ser solo amigos ya era la segunda vez que salían ellos dos solos. El de la mecha azul traía sus mejores pintas, hoy se le declararía al chico más hermoso del mundo: Marcos.
No aceptaría un no como respuesta, estaba realmente nervioso. Esperaría lo que tuviera que aguantar y estaba listo para responder cualquier cosa. Joder... Bajo de estatura, tez morena, ojos de un color oscuro que parecía gris, cabellos negros con mechas en las puntas más claras y una mirada fija en la nada todo el tiempo.
Para el era perfecto. Todo el era perfecto, a pesar del disgusto que su amado tenía por las personas, cuando se alegraba era como ver un tesoro.
Miro la hora en su celular: 1:50 p.m. Ya era hora, así que con su billetera y su teléfono en una pequeña mochila y, salió de la casa al punto de encuentro.
—"Yo no soy feo tampoco"—. Se dijo para sus adentros.
Y era verdad, era apuesto según bastantes chicas. Breve descripción: más alto entre su grupo, tez blanca y totalmente pálida en su rostro con solo sus mejillas y labios rojizos, ojos cafés, cabello alborotado castaño claro con un notable mitad de su flequillo azul, este tipo sonreía todo el tiempo. Y más cuando estaba con su amado Marcos.
Aunque era un total idiota entre sus amigos, no me mal interpreten. Pero es muy directo y soltado lo que hace casi insoportable, casi. Pero era un idiota feliz.
Busco a Marcos en el parque, hasta que sus ojos se encontraron con la agradable escena del pequeño arrodillado y con un palo haciendo dibujos en la tierra. Richard se acercó de inmediato, posándose atrás de él husmeando lo que hacia.
Estaba escribiendo: "Suga", como era de esperarse.
—Hey—. Marcos pegó un brinco del
susto y se levantó pisando e intentando ocultar lo escrito. Este en un giro volteo y observó a richard unos segundos, aún sobresaltado.
—No hagas eso nunca más,
maldito—. Se quejó Marcos.
—¿Te asuste?—. Richard avanzó.
—No, pendejo—. Marcos retrocedió y Richard solo sonrió intentando generar confianza.
Si, Marcos no quiere contacto físico con cualquiera. A pesar de llevar un año de conocerse.
—Vamos lindo, ¿tienes hambre?—. Pregunto richard. A pesar de no ser nada, este no podía aguantar el ponerle apodos.
—No me llames así en público, van a pensar que somos... novios o algo así—. Marcos apresuró El Paso, sin querer oír su respuesta a su estupido comentario.
—Bien... Marquitos—. El menor lo miro con desaprobación.
—¿Qué?—. Le siguió El Paso.
—... Nada—. Resopló —... ehm, si quiero comer. ¿Iremos por un helado?
—Pfff, no—. Respondió richard mirando a otro lado de forma juguetona.
—¿Que compraremos entonces?—. Insistió.
—Nada.
—Entonces...—. Mientras Marcos hablaba, Richard tomaba asiento en una banca tomando su mochila—Por qué mierda me...?
Antes de que pudiera responder richard sacaba un pote redondo con, lo que parecía, algún dulce dentro.
—¿ahora comerás frente a mi mientras muero de hambre?—. Pregunto indignado Marcos.
