La Reunión

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El viento rugia sin cesar, y las olas azotaban la gran prisión de azkaban, en el interior se escucho un susurro y todo se ilumino tomando la forma de un pequeño perro los dementores que se encontraban en el pasillo se dispersaron a los costados dejando pasar la silueta de tres mujeres.

-Solo tiene 5 minutos- dijo Tonks a su madre Andrómeda- es lo que pude conseguir para que la visite.

La silueta más pequeña se movió con algo de timidez a la reja de la celda, la luz del patronus revelo su rostro era morena con los párpados caídos tenia el cabello negro rizado y miraba con cierta delicadeza a la mujer que yacía en la celda.

Madre- Susurro Polaris casi para si misma.

La mujer de la celda ni siquiera se había percatado de la presencia de la chica seguía mirando la marca que tenia en el brazo con hasta cierto grado de amor.

Madre- Repitió pero esta vez más fuerte Bellatrix volteo y se le quedo mirando fijamente como si la persona que tuviera en frente fuese algo que tenia que ser exhaustivamente examinado.

¿Polaris?- Pregunto Bellatrix y se acerco a la reja casi besando los barrotes, Andrómeda casi daba un grito pero lo contuvo -eres tu, si eres tu, sabia que algún día vendrías a ver a tu pobre madre -dijo con una risa casi malévola -al menos la traidora a la sangre de tu tía no te habrá dicho pestes de mi ¿ o si?.

-No claro que no ella a sido muy buena conmigo, no se porque te caen tan mal, Madr...- No termino la oración porque Bellatrix la miraba bastante molesta.

-Podrían dejarme con mi hija a solas solo serán unos segundos- miro a Andrómeda la cual asintió y llevo a Tonks con ella al final del pasillo.

-Polaris, los traidores a la sangre, ni los malditos sangre sucia son buenas personas no es cuestión de que si nos caen bien o no, son una plaga que debe ser acabada, un día comprenderás todo lo que te estoy diciendo cuídate de ellos, tal vez en muy poco tiempo demuestres tu lealtad, piensa de que lado estarás con ellos o conmigo- dijo con una sonrisa que revelaba la belleza que casi habia perdido en esa prisión.

Se ha acabado el tiempo- grito Tonks- es hora de irnos Polaris.

La miro por última vez y camino hacia el final del pasillo donde el patronus de Tonks la seguía y mientras marchaba hacia la entrada los dementores se agrupaban de nuevo a su formación cuidando la celda de una mujer que ahora se reía satisfactoriamente a carcajadas mientras que la marca de su brazo izquierdo comenzaba a moverse.




La Heredera de los Lestrange Donde viven las historias. Descúbrelo ahora