Y unos ojos marrones que cortan a cuchilladas.

1 0 0
                                    


Creí ver en esos ojos marrones algo nuevo. Aunque su mirada fuera distante, la clavaba en la mía, cómo si echara de menos esa sensación. Sus dedos recorrían mi rostro y lo acariciaban, mientras yo seguía esperando a que el tiempo pudiera congelarse. Él seguía allí y yo oía sus suspiros. Cerré los ojos un instante y cuando los abrí de nuevo, su boca dibujaba una de las mejores sonrisas que había visto nunca, de esas que me enamoraron una vez. Ahora en cambio, esa sonrisa hacía ver sus ojos tristes. Me añora. Intento ponerme en su piel y sólo logro perderme, resulta imposible saber en qué debe estar pensando cada momento. Poco a poco, las caricias cesan hasta que deja la mano sobre mi cintura. En un impulso casi inesperado, me abraza. No logro aguantarlo. Echo tanto de menos esa sensación... y se me escapa una sola lágrima. Entonces él se aparta y se aleja de mí.

Está hecho un lío, igual que yo. "Me confundes...", no deja de decirme. Esto es un ni contigo ni sin ti, pero sobretodo sin ti. Sé que en poco tiempo logrará superar este sentimiento y dejar de pensar en mí, pero me aterra no conseguir hacerlo yo.

Hace frío cuando se separa, así que se levanta de la cama y busca una manta.

Como si yo fuera frágil y pudiera romperme en mil pedazos, cubre delicadamente mi cuerpo, arropándome para que pueda descansar. Se estira otra vez y se cubre también, pero ahora le doy la espalda y él estira el brazo para abrazarme de nuevo. Noto cómo entierra la cabeza en mi cuello y le oigo sollozar durante unos minutos. Al cabo de poco, una enorme paz invade mi cuerpo y me supera, así que me quedo totalmente dormida de nuevo entre sus brazos.

 

Recuerdos y letras.Where stories live. Discover now