Advertencia: lo que se viene es mi género favorito de terror, "el terror psicológico" por lo cual puede ser un poco perturbador, aún así es la primera vez que lo escribo por lo tanto dudo que sea demasiado fuerte pero lo advierto de igual manera en caso de serlo; se recomienda discreción.
Los sonidos se acrecentaban en sus oídos, era un ruido infernal que no se callaba, solo aumentaba, a la vez que un olor a azufre y sangre se hacía presente, las chicas lloraban sin parar evitando cualquier ruido pronunciar.
De vez en cuando se veían sombras que sentían las acechaban, aún a oscuras, pues, la luz atraería a aquellos que las perseguían y solo la oscuridad las envolvía, a la vez que Hinata cantaba una tétrica canción:-uno, dos, Freddy viene por ti, tres, cuatro, cierra la puerta, cinco, seis, coje un crucificó, siete, ocho, mantente despierta, nueve, diez, nunca más dormirás....- y la repetía una y otra vez a la vez que se escuchaba cada vez más y más cerca, pero las dos chicas no se atrevían a voltear, aún sintiendo la respiración de algo tras suyo.
Se volverían pronto locas si eso seguía así, pero ambas estaban tomadas de la mano para evitar que alguna corriese y se quedasen solas, pero, no ayudaba nada escuchar la segunda voz tan ronca y profunda pronunciando quien sabe qué en latín de una manera muy sugerente lo cual debería derretir a cualquier chica, sin embargo, justo ahora solo hacía acrecentar el miedo, pues era como una invitación a la muerte por parte de un demonio.
Cada vez se ponía más y más helado y las muchachas tenían su piel erizada, esperando que su corazón no las delatara, querían gritar a más no poder pero hacerlo solo les aseguraría estar a merced de ambos personajes creyendo a esas alturas que eran espíritus vengativos.
El maldito sonido no se detenía, entre la canción de la peliazul y la voz de aquel ser, había otro ruido que era indescriptible, un sonido penetrante que sentían les reventaría los tímpanos, sumado a ello el sonido de un reloj de pared y las ventanas moviéndose con el viento que comenzaba a arreciar, no obstante, para ellas el sonido más perturbador era el del palpitar de sus propios corazones, esperando no ser atrapadas por aquel sonido que hacía eco solo en ellas, sin embargo, sin previo aviso todo paró de repente, aunque ninguna se movió de su sitio, esperando silenciosamente.
De pronto se escuchó el sonido de unas garras tratando de desgarrar la puerta que las separaba del exterior, tapándose la boca entre ambas para no gritar, mientras se escuchaban risas espeluznantes por doquier y las sombras danzaban sin más, a esas alturas ambas habían mojado su ropa y rezaban porque todo acabase y la mañana llegara, pues, esperaban que aquellas criaturas de la oscuridad no pudiesen resistir los rayos del sol librandolas de su pesadilla, porque sí no, que Dios las amparara, ya que no abría escapatoria.
Unos segundos más tarde, de nuevo hubo silencio y, después unas manos las empezaron a cubrir, gritando sin poder evitarlo al ver a aquellas manos putrefactas y llenas de sangre, saliendo de su escondite, pero en un descuido se separaron a la vez que Karin perdía sus anteojos, los cuales buscó y al encontrarlos, frente a ella se encontraba Hinata con una mueca de dulzura diabólica a la vez que movía aquel cuchillo que aún conservaba en sus manos de una manera suave y delicada, dejándola en shock, sin poder moverse o gritar a la vez que ella se acercaba a la pelirroja moviendo el cuchillo cada vez más y más cerca de su rostro mientras que le decía:-"solo es un juego", ¿no?-, tal y como ellas le habían dicho antes de dejarla en aquel bosque a su merced.
Hinata se acercó más y más rodeándola, dándole un beso en la mejilla a la vez que le susurraba al oído:-buenas noches amiga- y, acto seguido clavó sus colmillos en ella sin que la Uzumaki pudiese siquiera defenderse pues estaba petrificada por el miedo, rindiéndose ante aquel abrazo letal, mientras los ojos rojos de Sasuke la veían con detenimiento extasiándose.
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Carmesí
FanfictionEl deseo en luna llena hace que hasta las criaturas más viles y crueles se vuelvan esclavos de la pasión, sin importar si aquella es una pasión prohibida, pues lejos de tratar a su comida como lo que deben, hacen aflorar en ellos un sentimiento insa...