Freya se encontraba en la Biblioteca Real de Asgard. No había dormido en toda la noche, y es que dentro de dos días finalizaba el plazo para cumplir la apuesta que había hecho con su primo Loki. Tenía que darse prisa, se le acababa el tiempo y no había realizado demasiados avances en las últimas semanas con aquel hechizo...
Y es que aún que tuviera catorce años midgardianos, llevaba tres, intentando completar aquel hechizo. Según su tía Frigga, era demasiado joven para poder lograr dominar un poder mágico de tales características.
La morena nunca le había dicho nada al respecto, pero intuía que su tía no se lo decía por el hecho de que fuera aún una niña sino por el hecho de que por sus venas no corría sangre cien por cien asgardiana.
Nunca nadie se había tomado la molestia de ocultar a la chica el hecho de que su madre era una mestiza de una aventura que Bor le había sido infiel a Bestla con una mujer originaria de Jottumheim. Y si eso no fuera suficiente, su padre no era un poderoso ser, era un simple e insulso Midgardiano que nada podía aportarle, o eso le había recalcado el Padre de Todos siempre.
Freya quería, no, debía demostrar a todo el mundo cuan equivocados estaban con ella, que no era una inútil porque su sangre no fuera pura.
En aquellos dieciséis años, el único que siempre había estado a su lado, era el príncipe Loki, pues su hermano Thor, siempre la había visto como una mujer frágil y que no podía dar batalla, por eso su mayor mérito con Freya era su afán sobre-protector.
Cerró fuertemente el códice que tenía entre sus manos mientras bufaba frustrada. Tenía que terminar aquel maldito hechizo lo antes posible ¿Tan difícil era crear un mísero hechizo que detuviera el tiempo durante unos segundos? ¡No! No podía rendirse, tenía que conseguirlo.
Miro las anotaciones y las runas que llevaba transcritas en aquel pergamino y una inusual idea pasó por su mente. Ya había calculado como adentrarse en el flujo del espacio tiempo usando la energía de Igdrasil... Quizás... sólo quizás...
Recogió sus cosas a golpe de magia y comenzó a caminar velozmente rumbo a sus dependencias. Su capa azul ondeaba al viento mientras ella había fijado en su mente. Iba a realizar el hechizo ¿Qué podía salir mal?
La imponente ciudad dorada de Asgard estaba en calma pero pese a eso, los más valerosos guerreros del reino no descansaban. Se encontraban entrenando con fiereza y decisión. Eran los protectores de los Nueve Reinos, no podían darse el lujo de descansar, al menos, no, hasta que los festejos los llamaran a su seno entre vinos, perfumes y grandes banquetes.
Thor se encontraba batallando mano a mano con Frandal, entre risas, golpes y bromas. Los otros dos guerreros y Lady Sif miraban divertidos la escena, pues el espadachín, no podía apenas soportar los golpes del martillo del príncipe heredero.
Loki estaba sentado sobre las escaleras que daban acceso al foso, son un libro de magia en sus manos. Su rostro era tranquilo y apacible, como si nada pudiera perturbar su lectura...
Pero cuan equivocados estaban todos por aquella felicidad...
Una fuerte vibración sacó a todos los habitantes del palacio real de sus quehaceres. Frigag miró a Odín con preocupación en medio del gran salón del trono. El Padre de Todos había arrugado su ceño, como si algo estuviera realmente mal con aquel suceso.
- ¿Nos atacan mi príncipe? - preguntó Sif confusa.
Thor la miró, al igual que el resto de los presentes.
- Vayamos con mi padre. El nos dirá que es lo que está ocurriendo.
Todos pusieron rumbo a la carrera hacia el salón del trono, pero cuando Thor pasó junto a Loki, este, tomó al rubio del brazo deteniendo su camino.
- Hermano... ¿A quién echas en falta en este entrenamiento...? - el tono del Dios del Engaño era preocupado y quizás algo alterado.
No hicieron falta más palabras entre si, por una vez, ambos hermanos estaban cien por cien de acuerdo en algo, y su intuición les decía que aquello, era cosa de la pequeña Freya.
Cuando llegaron al cuarto de Freya, un inusual humo en tonos verdes y violáceos salía bajo las grandes puertas.
Thor se apresuró a derribar la puerta y ambos príncipes entraron como alma que lleva el diablo. En el suelo, dentro de un círculo grabado en la madera mediante runas, se encontraba Freya.
El rubios estaba paralizado pero el hechicero corrió a estrechar a su pequeña prima entre sus brazos.
- ¿¡Qué has hecho insensata!? - le reprochó entre lágrimas.
La joven no tenía buen aspecto y estaba palideciendo por momentos. Miró con una sonrisa a su primo favorito, aquel que siempre se había portado como un hermano mayor con ella.
- Creo... que he perdido la apuesta.... - fueron las últimas palabras que dijo la pequeña antes de fundirse con el humo que había en el lugar y desaparecer.
Loki se quedó estático, en Shock. Thro lo miraba con cara de no entender realmente lo que estaba pasando.
- ¿Ha...?
- No... es imposible... ella no... - ninguno de los dos podía decir frases completas y aun que no lo hubieran notado, las lágrimas comenzaban a correr por sus mejillas.
En aquel instante, entraron en el lugar Odín y Frigga, quienes traían una mirada dura y preocupada.
- Padre... Freya... ella ha... - intentó explicar Loki.
- ¿Quién ha sido Padre? ¿A quién debo matar? - inquirió Thor.
- A nadie hijo mío - intentó tranquilizarle su madre.
- Vuestra prima - habló por primera vez Odín - no ha muerto... ha viajado a otro lugar... y a otro tiempo...
Ambos príncipes miraron a su padre sin entender lo que había dicho.
Mientras tanto, el alma de la hija de la hermana de Odín, viajaba hasta Midgar...
YOU ARE READING
Мой враг
Fanfiction"Moy Vrag" "Mi Enemigo" ------------------------------------ El destino quiso que Anthony Stark se enamorara de una misteriosa mujer hace muchos años... de aquel amor, de aquella unión, nacieron dos hermanas. La mayor, Abigail, una verdadera soldado...