Capitulo 3

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"My hero" Capítulo 3: 

Llegué a mi casa destrozada; no podía quitar de mi mente la cara dolida de Chandler. ¡Como fue tan tonto para no darse cuenta que lo dije a propósito!

Me fui a dormir, pero no pude pegar pestaña, me quedé pensando en el toda la noche. Para cuando mis ojos empezaron a cerrarse, ya estaba saliendo el sol y los pájaros cantaban en mi ventana, por lo que no valía la pena ya dormir. 

Fui directo a la bañera, necesitaba despejarme un poco. La llené hasta el tope con agua, me desvestí y me acosté en ella. El agua caliente me relajó, y poco a poco fui bajando hasta quedar con la cabeza completamente bajo el agua. 

Entonces todo fue como un flashback. Recordé imágenes que ayer había ignorado: vi a Chandler tomando mi mano al mismo tiempo que yo perdía la conciencia, tirando de mi hacia la orilla. En un momento pareció perder la fuerza y el aire, pero apretó aún más fuerte mi mano y me jaló en un último esfuerzo, hasta que pudo tocar la tierra con los pies.

Luego lo vi tomándome en el hombro, y llevándome lejos del agua. Me tomó el pulso, ya casi nulo, y su rostro se llenó de angustia. Juntó sus dos manos sobre mi pecho y comenzó a empujar; para luego posar sus labios en mi boca, con desesperación.

Salí de la bañera muy agitada, incluso tuve que afirmarme para no resbalar.

No podía simplemente dejarlo pasar, Chandler no era cualquier chico.

Lo peor es que no tenía idea de donde vivía, donde podía encontrarlo… ni si quiera tenía su número de teléfono para decirle que sentía lo que había dicho.

Pero luego, una idea. Me vestí en menos de cinco minutos, ni siquiera tomé desayuno, y salí volando de mi casa.

Fui corriendo hasta la única escuela de la zona aparte de la mía, directamente a la biblioteca. Me hice pasar por una alumna y pedí los registros del alumnado. 

Busqué su rostro entre todas las fotografías que en el libro se encontraban, fui página por página, Fue en la letra “R” donde reconocí sus ojos, justo al lado de una pequeña foto que decía “Chandler Riggs”. 

- ¡POR FIN! – grité de emoción. La biblioteca entera me calló con un efusivo “SHHHHHHTTT” – Ups.

Tuve un irresistible deseo de robarme la foto, por lo que con el mayor cuidado posible empecé a sacar centímetro a centímetro su lindo rostro del papel. Iba tan lento que me desesperé

-Vamos cosa inútil, sale ya… -

No pude más y saqué la foto de un tirón. Al final salió, pero se llevó consigo la página entera, arrancada con un estruendosa rajadura.

La bibliotecaria me miró con horror, y empezó a caminar hacia a mí. Podía ver las ganas de asesinarme en sus ojos. No tuve otra opción que salir corriendo.

Corrí por todo el pasillo de la escuela, pero la de la biblioteca corría maratónicamente, cosa rara en una persona que solo trabaja con libros. Me metí en el ascensor, y apreté el botón para el último piso. Resultó ser una azotea.

Me senté en una esquina, y fije mi mirada en la ciudad. Tenía una hermosa vista desde allí.

Me sentí inesperadamente relajada ahí sola, analizando las nubes y el color de los edificios. Me sentía tan bien que me paré, agarré un palo que encontré por ahí, y me puse a cantar con micrófono falso y todo. Cantaba horrible, lo sabía, pero era tan liberador.

- with you with you with you.....– Estaba extasiada, tanto, que me subí a una silla y me tomé en serio el papel de rockstar; convertí el palo en guitarra y hasta llegué a gritar en el solo.

- __________, ¿qué haces? – Pegué un salto de los mil horrores, y caí de la silla estrepitosamente. 

- Chandler??!! Qué haces tú aquí, deberías haberme dicho que estabas – dije sin siquiera mirarlo, me carcomía la vergüenza.

- Disculpa si subo a la azotea de MI escuela – lo miré y llevaba una guitarra en la mano.

- ¿Para qué es eso?- La escondió detrás de el.

- No me cambies el tema, dime qué haces aquí – pareció acordarse de la última vez que lo vi, porque me volvió a mirar molesto y herido.

- Yo… - me miró interrogante – está bien, ya, vine a ver si conseguía información tuya. Mira Chandler...

Le expliqué por qué había dicho lo que dije, y pareció más tranquilo.

- No me vuelvas a decir bobo ¿bueno? – Nos sentamos juntos en una banca, y miramos el paisaje.

- Y dime, ¿por qué estás con ese imbécil? – preguntó.

- No lo juzgues, cuando llegas a conocerlo bien Matt es… - me callé. – Matt me quiere- dije finalmente.

Desde que había empezado a salir con él me hacía la misma pregunta. No era el más guapo del mundo, pero sí tenía sus atributos. El pelo negro 

enmarañado, la sonrisa perfecta y el aspecto sutilmente desaliñado, lo hacían parecer el chico rebelde e inalcanzable. Por eso cuando un día me invitó a salir, me sentí tan especial que desde ese día me quedé con él.

- Eso no basta _______, si te quiere entonces ¿por qué te trata así? – Me encogí de hombros – ya verás cuando me lo encuentre.

- ¿Para qué te rompa la nariz de nuevo? – 

- Esa vez me pilló por sorpresa, no tienes idea de lo peligroso que soy cuando quiero serlo. – dijo, un poco altanero.

- ¿Ah sí? ¿Qué tan peligroso? 

Chandler se movió tan repentinamente que no tuve tiempo de reaccionar. Primero estaba a un metro mío, y luego su boca quedó a literalmente, un centímetro de la mía.

- ¿De verdad quieres saberlo…? – dijo con la voz más sexy que pudo haber puesto. Me volví loca. Todo mi sistema nervioso tuvo un colapso, su aliento me había dejado en tal estado que no pude moverme por más que quise. Mi cuerpo estaba paralizado, se me hacia agua la boca, y no tenía idea que hacer.

Pero luego, se volvió hacia atrás, y como si nada, me empezó a hablar de la señora gruñona de la biblioteca. Estaba perdida..

Mi HéroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora