El de abajo

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Todoroki comenzaba a cansarse. Bakugo llevaba aproximadamente una hora riéndose y, aún pasados esos sesenta minutos de carcajadas, Todoroki no encontraba la gracia a su petición.

— ¡¿Que dijiste?! — pregunto Katsuki, limpiando con su dedo índice las lágrimas desbordantes de sus ojos.

— Quiero que seas el de abajo, Katsuki.

Todoroki Shoto, con quince años, midiendo un metro con setenta y seis centimetos, era el pasivo en su relación con Katsuki Bakugo, quien media cuatro centímetros menos que el e incluso más joven que por algunos meses.

Para Todoroki era hora de invertir los papeles, aunque parecía que Bakugo deseaba dejarlos como estaban.

— Ni hablar. — Bakugo negó rotundamente su petición.

Shoto pudo sentir el golpe directo a la boca del estómago ante la absoluta negación que Bakugo tenía. De un tiempo hacia ese entonces se la pasaba pensando que así como Katsuki lograba que le llenase un placer sin igual y un amor que no sabría explicarle de manera más concreta, el quería hacer exactamente lo mismo con el rubio. Pero este parecía reacio a su sugerencia. 

— ¡No vengas a hacerme esa cara de perro! — ordenó Bakugo, conocía demasiado a Todoroki para saber cuando estaba a punto de cometer ese acto.

Incluso recordaba la primera vez que lo hizo.

Era calurosa mañana de verano en la escuela U.A, las escasas chicas de la clase se proveían de ligeras ráfagas de viento con unos pequeños ventiladores de baterías que Yaoyorozu había creado con su manipulación molecular. Mientras los chicos había suspirando, rogado y llorado a Todoroki que llenase el aula de hielo, Aizawa había salido hacia la sala de profesores y, aunque al principio Shoto no accedia a realizar tal accion, termino congelando toda el aula.

— Ey, Katsuki. — murmuró Shoto, de manera suave para que nadie pudiera notar que estaban hablando.

Tampoco es como que alguien lo notará, todos estaban encantados con el hecho de que el aula ahora estaba a menos grados. Bakugo simuló no haberlo escuchando.

— Bakugo. — volvió a decir el dueño del quirk doble, esta vez, Bakugo simplemente gruñó.

— Mis hermanos planearon una ida a la playa, ¿Quieres ir? — preguntó Todoroki

A pesar de que nadie sabía aún que era gay, ni mucho menos que salia con la noble bestia de la clase A, Fuyumi había insistido en que llevara a algún amigo.

— No.

— ¿Por qué?

Bakugo giro su cuerpo de manera inesperada y le miró con las cejas juntas, molesto. Y, justo en ese momento, Katsuki podía sentir como se derretía y no por el calor, sino por la ternura que le causaba el estúpido de Shoto. Sentimiento que nunca admitiría tener por él.

Ahi estaba ese idiota con dos mitades adorables por igual. Sus cejas de distintos colores se juntaban en un ademán de preocupación, su mirada profunda y generalmente seria se notaba triste e incluso algo avergonzada, sus labios apretados, dejando ver que tenía algo para decir sin embargo no se atrevía. Sus ojos rubí se cruzaron con la mirada mezclada de Todoroki y un escalofrío le recorrió. Podía sentir como le rogaba con la mirada, no era algo que Todoroki Shoto, cuarto hijo del héroe número dos, el mejor de su clase, el más serio, el mejor parecido, haría. Sin embargo, cuando se trataba de gestos tan simples como la cara de súplica que cualquier niño le mostraba a su madre para poder comer más dulces en la cena, Todoroki era experto en emplearlas. Y si, sabía que era por qué todoroki nunca tuvo oportunidad de suplicar por galletas, suplicaba por qué cesarán los golpes. Katsuki volvió a sentir un escalofrío, un relámpago de tristeza recorrió su cuerpo y ahora más que una expresión de súplica o berrinche, como le había parecido en un principio, en ese momento la observaba mejor y distinguía la forma en que su boca tomaba una curva hacia abajo y sus ojos se cerraban haciéndose más pesados.

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⏰ Última actualización: Jul 03, 2018 ⏰

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Cincuenta dias de Todobaku/BakutodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora