Capitulo 13: Un secreto jamás contado: Eleonor Baker

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Narra Terry

Después de esa experiencia con la pecosa, no había podido dejar de pensar en ella. No sé porque y ya comenzaba a incomodarme. En tan solo ese día, había tenido 5 veces el mismo "problemilla" debido a mi excitación. Y es que nunca me había parado a verla bien. Yo sabía muy bien como era Candy, pero no me la pasaba viendo su cuerpo. Pero ahora, había tenido que recurrir a mis recuerdos de ella para lograr ver su complexión,porque después de lo que pasó en el establo, no la vi en todo el día. Sabía que esto tenía que llegar tarde o temprano. Los primeros días solo fueron besos y platicas de cómo es que habíamos terminado de alguna manera "Juntos". Pero ese había sido diferente.

La luz del día se asomó por mi habitación. Yo nunca me sentía perezoso a la hora de levantarme. Como todas las mañanas, me dirigí a mi balcón y me asome en dirección de la ventana de Candy. Ella siempre abría sus cortinas por las mañanas, era una costumbre que había aprendido de ella. Desde que comenzó a llamar mi atención, comenzé a verla desde lejos, y era perfecto que su ventana quedará justo frente a la mia. Estaba seguro que ella también lo sabía, la había visto en varias ocasiones dirigiendo su mirada hacia mi ventana. O tal vez era a la del rubio, no lo sé. Pero me parecía raro ,ese día, ella no abría sus cortinas como siempre y por muy insignificante que parezca, me preocupe. Seguí mirando durante 1 hora pero nada, ella no salía a ver mi ventana como siempre. Decidí entrar a mi habitación y alistarme para hacer nada como siempre. Esos pensamientos me detuvieron y entonces tomé una decisión. Sí, debía hacerlo. Iba a entrar a clases.

Con esa fuerza de voluntad esperé a que todos entrarán a los salones. No quería llegar junto al montón, llegaría tarde, sería otra dramática escena de Terrence Grandchester. Cuando ví que todos habían entrado, esperé 10 minutos más y porfin me adentré en el salón haciendo un escándalo con la puerta. La hermana Margaret (que era la encargada de las clases de chicos por las mañanas) volteó bruscamente a verme con cara de horror al igual que todos los imbéciles que estaban sentados en el aula.
La hermana Margaret puso más cara de horror cuando notó que era yo quien yacía en la puerta. La miré burlón mientras notaba en el mismo aula a los Andrew, mirándome sorprendidos.

-¡Joven Grandchester! Pero que sorpresa tenerlo en el aula. Puede tomar asiento; solo le voy pedir que deje de azotar las puertas de esa manera-me dijo la hermana y yo la miré gracioso.

-Hermana, agradezca al señor que vine azotando o no las puertas.-dije para pasar a tomar asiento.

Nadie dijo nada y la hermana prefirió seguir con su clase en vez de perder el tiempo viendo como ignoraba su petición. Una vez sentado solo me hacía el loco, realmente no prestaba atención, sabía perfectamente que mi asistencia solamente era por complacer a Candice. Escuché murmullos detrás mío, así que volteé a ver, para encontrarme con el par de celosos susurrando mientras me miraban.

-Joven Grandchester...

Cuando notaron que me había dado la vuelta dejaron su plática a un lado para mirarme con las miradas llenas de celos y rabia.

-Joven Grandchester...

Les sonreí burlón pero ellos prefirieron ignorarme y seguir en su plática. De repente miraron por encima de mi hombro lo que me confundió por unos momentos, para luego comprender porque se había puesto tan serios y habían dejado sus murmullos de lado.

-¡JOVEN GRANDCHESTER!-dijeron detrás mío y yo volteé con la mayor tranquilidad del mundo. Pude reconocer la voz de la hermana Margaret así que no me asustó tanto. Pude ver que estaba furiosa.

>>- Si no va poner atención puede retirarse en vez de hacer perder el tiempo a sus compañeros-dijo ya un poco fastidiada. La miré con aire de superioridad y me levanté de mi asiento, para entonces dirigirme a la salida del salón, no sin antes voltear a ver con compasión a todos lo idiotas que se quedaban forzosamente.

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