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Trato

TaeHyung no podía creer que YoonGi estuviera en su casa, tomando café y usando unas prendas que le prestó para que dejara secar las suyas.

La llovizna de aquella tarde fué engañosa, y cuando quisieron darse cuenta ambos estaban empapados de pies a cabeza, por eso TaeHyung le ofreció a YoonGi que fueran a su casa, para secar sus ropas y resguardarse de la lluvia hasta que pare. YoonGi pudo ir a su propia casa, pero en vez de eso aceptó la invitación del menor sorpresivamente.

Y es que YoonGi estaba extasiado por la noticia que le dió Hoseok. Al parecer había ido a dejar un certificado de salud para uno de los nuevos, y descubrió que en el listado para los que participaban de los intercolegiales, YoonGi seguía en la lista. Eso significaba que el mayor podía jugar, el castigo que le impuso el profesor evitaba que él se incorporara al entrenamiento pero no podía evitar que él participara en el torneo, ya que estaba inscripto en éste, y Hoseok se lo expuso al profesor.

Al principio el profesor se opuso a permitirlo, ya que no quería tener problemas en el torneo por la mala conducta de YoonGi y su poca disposición a llevarse bien con los nuevos, pero Hoseok lo convenció de no estar en contra de permitirle jugar, prometiendo que él se encargaría de que el problemático chico pálido colabore. Al final cedió más que nada porque sabía que YoonGi era un pilar importante en el equipo y era una lástima perder a un jugador tan bueno a poco tiempo de comenzar el intercolegial.

Cuando YoonGi se lo contó a TaeHyung, ambos estallaron de felicidad, y el mayor lo invitó a jugar un uno a uno para festejar. Entre risas, empujones y burlas inofensivas se persiguieron el uno al otro de forma torpe, chapoteando entre los charcos, hasta que la tenue llovizna se convirtió en una lluvia torrencial y, para cuando quisieron darse cuenta, terminaron todos empapados y embarrados.

Al principio se sintió correcto invitarlo a ir a su casa, porque ahora ellos eran más cercanos, o eso es lo que su conversación les dió a entender. Pero ahora que estaban sentados en la mesa, uno frente al otro, con YoonGi tomando de a pequeños sorbos su taza de café, y TaeHyung terminando de pasar su segunda taza de chocolatada, sin saber de qué hablar, sumergidos en un silencio incómodo que sólo era llenado por el golpeteo de la lluvia cayendo sobre el techo de la casa, todo aquello parecía ser una mala idea.

Estaban muy incómodos juntos, pero de alguna forma extraña era agradable.

-TaeHyung.

-¿Sí?

-¿Siempre estás tan solo en tu casa?

TaeHyung se quedó analizando aquello un momento, su casa siempre estaba vacía, silenciosa y oscura, y para él era normal, estaba acostumbrado a estar así. Pero se puso en el lugar de YoonGi y sólo en ese momento se dió cuenta de lo inhabitado que se veía el lugar.

-Sí, bueno, es que soy hijo único, y sólo vivo con mi mamá, pero ella trabaja todo el día, entonces...

-¿No te da miedo?

-No, estoy acostumbrado -Dijo de forma simple, pero luego se dió cuenta de que eso sonaba un poco raro -Igual aveces Jimin y JungKook vienen aquí, o yo voy a sus casas, pero casi no puedo porque mi mamá no me permite dejar la casa sola, pero voy bastante seguido... ¿Quieres otro café?

YoonGi rió por su nerviosismo y TaeHyung le devolvió el gesto sintiendose aliviado de que no lo mirara extraño.

-No, gracias, ya no llueve tanto así que volveré a mi casa.

TaeHyung asintió y lo acompañó hasta la puerta, se despidieron y regresó al interior de su vivienda.

Se sorprendió un poco de lo vacío y frío que se sentía el lugar ahora que YoonGi se había marchado, incluso si con YoonGi sólo se quedaban compartiendo el silencio, se sentía más cálido que cuando no estaba. Sólo esperaba no haber arruinado lo poco que lograron acercarse invitandolo a su casa porque estaba empezando a creer que enserio fué una muy mala idea y se regañó a sí mismo por eso.