Valencia

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Estaban todos juntos, acababa de terminar el concierto de Valencia y todos tenían la adrenalina por las nubes. Agoney consiguió visualizar a Raoul quien estaba haciéndose fotos con pancartas que le habían dado en el concierto. Sonrió inconscientemente de solo verlo tan ilusionado, pensó que cuando se ilusionaba tanto por las cosas, parecía hacerlo con la inocencia de ese niño que cumple su sueño. Se levantó y caminó hasta llegar hasta él, lo abrazó por detrás y sintió como el rubio se relajaba en sus brazos.

-Lo has hecho genial.- Le susurró, apoyando la cabeza en el hombro de Raoul y dejándole un pequeño beso en la mejilla.

-Gracias, te diría lo mismo pero tú ya lo sabes, tú siempre lo haces bien.- Respondió y se giró para quedar cara a cara con el canario. Agoney sonrió como un idiota ante el comentario del catalán.

-Idiota...- Respondió y le besó, beso que fue interrumpido por el aviso de que tenían que volver al hotel.

Después del viaje en autobús y lo muy agotados que se sentían llegaron a la habitación que habían decidido compartir y aunque cada vez lo hacían con menos frecuencia por unas cosas u otras esta vez les había pillado con muchas ganas, sentían la necesidad de pasar tiempo juntos y de darse mimos, así que nada más llegar y después de una ducha se fueron a dormir acurrucados y juntos.

Agoney fue el primero en despertar, se encontró entre los brazos de Raoul y no pudo sentirse más reconfortado, suspiró suavemente y se acercó al catalán, comenzó a repartir pequeños besos por su cuello bajando por su torso.

-Mmm... Agoney....- Fue lo primero que escuchó el canario y no pudo evitar sonreír, subió suavemente y depositó un beso en los labios de Raoul.

-Buenos días Rubio, es hora de despertarse.

-Así como mucho despiertas otra cosa.- Agoney soltó una carcajada ante su respuesta.

-¿Estás despierto? Pues es suficiente, además me han dicho por ahí que tienes una sorpresa para mí en tu piso.

-Sí, la hay, tu propio armario pero no lo quieres.- Respondió Raoul sacándole la lengua y se levantó de la cama.

-¿Nos hemos despertado graciosillos hoy o qué?- El rubio se encogió de hombros como respuesta y le tiró a Agoney la ropa que debía ponerse.

-Venga anda, que al final no llegamos.

Una vez ya en el autobús y sentados por separado, Agoney se dedicó a escuchar música. Se sentó en un principio al lado de Ricky, pero acabó sentado delante de él sumergido en su mundo, totalmente ajeno a cualquier cosa que pudiera pasar a su alrededor. Tanto fue así que fue Raoul con un pequeño toque en el hombro quien le hizo darse cuenta de que ya habían llegado. A pesar de eso bajaron por separado de nuevo, cogieron sus maletas y tras coger un taxi fueron al piso del catalán.

Estaban en la puerta y Raoul parecía nervioso.

-Quiero que sepas que aún no está del todo terminado, me faltan algunos muebles y bueno, creo que está bien decorada.- Le miró nervioso y su cara y su cuello empezaban a estar rojos.

-Bueno, no pasa nada, es normal, te has mudado hace poco, tienes que montar los muebles, eso no se hace tan rápido, además tú tienes un gran gusto decorando.- Trató de tranquilizarlo.

-Es que sabes que tu opinión es muy importante para mí y además quiero que te sientas cómodo y...- Fue interrumpido por Agoney quien había puesto una mano sobre su mejilla con delicadeza y estaba acariciándole con el pulgar, además de tener una enorme sonrisa en su rostro.

-A mí me da igual lo que haya ahí dentro mi niño, ya puede ser el piso más desastroso del mundo que me sentiré cómodo solo porque estás tú.- Raoul se mordió el labio sonriendo y le dio un beso rápido para después darse la vuelta y abrir la puerta.

After the showDonde viven las historias. Descúbrelo ahora