【Capítulo 3】

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Desperté en la mañana de un día Sábado con los rayos de sol a través de la ventana, a diferencia del día anterior que desperté a causa del ruido de la alarma. Al abrir los ojos lo primero que observé es un rostro color celeste, casi transparente, a unos centímetros de mí que me observaban con esos ojos color avellana, cerca del amarillo.

— ¡Finalmente despiertas! —dijo para ganarse una mirada de odio de mi parte, tomé los bordes de la almohada que se encontraba debajo de mi cabeza para taparme las orejas intentando no oírlo— ¿Qué haremos hoy? —cerré los ojos fastidiado por aún escuchar su voz, quité la almohada para intentar golpearlo con ella en su rostro. Fue inútil ya que sólo lo traspasó. 

— Cállate. —ordené. Él sonrió para luego empezar a alejarse a unos metros del suelo y dirigirse hacia la ventana, la traspasó retirándose de la habitación. Suspiré aliviado. 

Extendí mis brazos hacia los lados dirigiendo mi mirada hacia el techo, al cabo de unos minutos me acordé de la lista que escribí el día de ayer en la noche. Me levanté rápidamente para dirigirme al escritorio y abrir el cajón donde recuerdo haberla guardado, seguía ahí. Se podía leer como título en rojo; «10 Formas de Deshacerme de Emiko» y un poco más abajo se podía leer, en letras del mismo color; «1. Conseguir métodos anti-fantasmas y hacer que Emiko los consuma.»

Me quedé pensando unos minutos antes de volver a guardarla en el mismo lugar y vestirme para salir. Me coloqué una polera color blanca y encima una camisa a cuadros color roja y negra, unos jeans color azul, un pequeño gorro color blanco y unas zapatillas color negra. Salí de mi habitación después de verme por un minuto en el espejo.

Bajé las escaleras al primer piso observando a todos mis alrededores confirmando que Emiko no se encontraba en la casa, ningún rastro de él. Me dirigí a la cocina y entonces encontré a mi madre ahí.

— Buenos días, madre. —saludé y ella volteó enseguida a verme.

— Buenos días, Tirifilo. —devolvió el saludo sonriendo y entonces reaccionó— ¿Por qué estás tan bien vestido? ¿Vas a salir? —preguntó.

— Así es. —respondí acercandome a ella— Y quería saber sí me podrías dar un poco de dinero. —pedí con una de mis mejores expresiones. Ella lo pensó un momento antes de asentir, le sonreí. 

— De acuerdo. —respondió con una pequeña sonrisa— Supongo que no es para algo malo, ¿Verdad? —resaltó lo último con voz amenazadora, yo asentí bastante rápido y ella caminó para buscar el dinero. Al cabo de unos segundos volvió— Ten, $5.000 pesos. ($7,71 dólares). —me entregó el billete color rojo y me despedí enseguida de ella para luego salir de mi casa.

Bajé un poco el gorro de color blanco para ocultar mi frente, miré a mis alrededores unos pocos segundos para empezar a caminar en dirección al centro de la ciudad.

Finalmente llegué, había muchas personas, cosa que no me sorprendía, algunas con bolsas de compra mientras que otras con mochilas. Tragué saliva para empezar a caminar buscando con mi mirada alguna tienda que tuviera lo que yo deseo.

Caminé bastantes minutos hasta que finalmente quedé delante de una tienda color negro, con un gran cartel el cual decía «Rare Shop». Observé la vitrina de la tienda, había bastantes muñecos con aspecto para nada agradables y algunas prendas de ropa. Lo pensé un momento y finalmente decidí entrar.

Cuando entré, la puerta pasó a llevar una pequeña campana haciendo que esta sonara, un hombre que se encontraba en la tienda dirigió su mirada hacia mí y luego la desvió, supuse que él se trataba del que atiende.

Sin perder tiempo, empecé a observar cada cosa que se encontraba en el lugar, se veía mucho mejor que el exterior. Pocos segundos después me rendí y me dirigí hacia el hombre que anteriormente nombré.

【10 Formas de Deshacerme de Ti】Where stories live. Discover now