【Capítulo 4】

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Abrí mis ojos despertándome debido al ruido de la alarma del celular, solté un gruñido para estirar mi brazo izquierdo hacia el objeto y apagar la alarma. Debía levantarme para ir a la escuela, hoy día era Lunes. 

Bajé mis pies de la cama con muy pocas ganas de ir a la escuela. Ordené mi cabello con mi mano derecha para luego levantarme. «¿Es muy necesario terminar la básica?» me pregunté. Salí de mi habitación para dirigirme al baño. Cuando llegué, cerré la puerta con seguro para luego abrir la llave de la ducha dejando que el agua caliente corriera y empecé a quitarme cada prenda de ropa.

Después de bañarme, descolgué mi toalla para secarme y volver a ponerme la pijama. Le quité el seguro a la puerta para luego salir y dirigirme nuevamente a mi habitación. Me quité la pijama nuevamente para tomar mi uniforme y ponérmelo. Me miré una última vez en el espejo antes de salir de mi habitación y dirigirme a la sala de estar. Mi madre se encontraba desayunando en la mesa. 

— Buenos días, mamá. —la saludé para sujetar mi mochila color negra del sillón y levantarla llevándola a mi hombro derecho, chocando con mi espalda.

— Buenos días, Tirifilo. —me devolvió el saludo desviando su mirada de su taza de café hacia mí, enseguida volvió su mirada hacia la televisión. Estaba a punto de abrir la puerta principal cuando me detiene— Tirifilo, tu bolsa. 

— ¿Qué? —pregunté sin entender. Señaló con su dedo índice izquierdo hacia un lugar, dirigí mi mirada en aquella dirección, había una bolsa color azul colgada en la pared— ¿Qué ocurre?

— En ella está tu bañador. —dijo para nuevamente dirigir su mirada hacia mí— Ayer me dijiste que hoy tu curso iría a clases de natación.

Entonces recordé, hoy tenía clases de natación. Le agradecí a mi madre para dirigirme a recoger la bolsa, me despedí de ella y salí de la casa. Me dirigí a la escuela caminando a velocidad regulada. Cuando llegué, me encontré en la entrada a Benito, lo saludé y él también a mí. Ambos empezamos a caminar en dirección a nuestra respectiva sala de clases.

— Veo que participarás en las clases de natación. —comentó el azabache refiriéndose a mi bolsa color azul.

— Sí, supongo. —afirmé, dirigí mi mirada hacia él— ¿Qué tal tú? —pregunté.

— Igualmente. —respondió para llevar su mirada hacia su mochila, aquello me dio a entender que traía su bañador en su mochila. No dijimos nada más hasta llegar a la sala de clases, él se quedó mirando perdidamente a Muriel, suspiré y me dirigí a mi escritorio.

Cuando llegué, pude ver que mi compañero de asiento había vuelto. Se encontraba sentado en su asiento con sus brazos sobre la mesa y su rostro oculto entre ellos. Pasé detrás suya para llegar a mi asiento, me senté y él levantó su rostro por el ruido.

Su rostro estaba tan aterrador como siempre, tal vez incluso más. Sus ojeras eran más grandes y sus parpados estaban un poco rojos, me quedó mirando unos segundos, en su expresión se notaba el sueño y el cansancio. 

— Hola. —lo saludé nervioso, dejando mi mochila sobre mi mesa— ¿Estás...? ¿Estás bien?

— Sí, gracias... —contestó para mostrar una pequeña sonrisa. En ese momento entró Maestro Gato a la sala de clases, mi compañero de asiento recobró su compostura y él se dio cuenta de su presencia.

 — Adier, volviste. —dijo dejando el libro de clases sobre su escritorio— ¿Te encuentras mejor por la pérdida? —preguntó y aquella pregunta me llamó la atención. Adier asintió y entonces Maestro Gato se colocó delante de la pizarra.

【10 Formas de Deshacerme de Ti】Where stories live. Discover now