Bendito sea el que anda sin lió en la cabeza. Me siento sencillo, dispuesto a entregar lo poco que me queda a cualquier vagabundo en busca de un poco de sangría; Dulce, adictiva y comprometedora, perfecta para este esquisto día de primavera, en donde el sudor de las hojas se hace notar y la angustia por no decidir si llevar un suéter sería una buena opción.