"De que sirve tener tantos pájaros en la cabeza si ninguno sabe volar"
-Lena Carrilero
Hoy en día el ser humano suele vivir de las etiquetas que lleva en su cabeza, y suele aferrarse de manera fuerte a ellas (mucho mas fuerte que a sus ideas). Yo he probado siempre un poco de todas las oportunidades que me ofrece la vida (o las que me voy creando, un hombre curioso vale por dos) y siempre intento sacar el mejor provecho de las peores situaciones.
"A los 22 años, recién comenzando la universidad, había tomado la iniciativa propia de salir con un hombre, "enamorarme de mentes le dicen", y salí con un gringo llamado Jhon, el cual era aficionado del arte, aprendí tanto con él (mas allá de aprender hacer sexo oral) artistas como Tiziano, Van Gogh, Monet entre otros, inundaron mi cabeza. Largas charlas sobre el arte me ayudo a amar las cosas de lo que están hechas las personas. Jhon podría saber mucho sobre arte, pero poco sabia sobre matemáticas o diferenciar un buen café de uno barato."
Sabia diferenciar entre el bien y el mal, pero pocas veces veía en los ojos el mal de alguien. Cuando comencé a salir con Jhon, muchas personas me juzgaron, me gritaron cosas horribles, me golpearon y humillaron, pero al hacerlo, era por miedo, estaban todo muertos de miedo por ver a alguien aceptando su libertad, aferrarse a sus ideas y no cambiar por lo que digan los demás. Tenían miedo, por ver a alguien experimentando cosas que ellos no se atreven a experimentar.
Si todos aprendiéramos a no juzgar al otro, no tendríamos mas miedo, porque no existiría, y por experiencia se que el miedo te cierra muchas puertas a la comodidad y bienestar humano.
No tengo miedo.
