sus átomos iban y venían en una perfecta sincronía, en una rítmica molecular sin desvaría, acariciándose en el baile químico de la biología, hasta que el ímpetu de su anatomía, crecía...
tan vulnerable existencia bariónica
y el sublime tocar pusilánime de su fotónica;
tan sutil evolución fermiónica
y el suplicio ecuánime de su bosónica.ella fue, sin importar el principio de causalidad, el origen geodésico de la realidad.