a razón de su misma existencia, ella enalteció la continuidad del primigenio inicial, esa inalterable ley de causalidad, ese excitado cuantió acariciando la totalidad; tan majestuosa e inefable, apoteósica... tan homogénea e inexorable, isotrópica.
ella a sí misma, se contempló
y su materia fluctuó al vacío cuántico en indeterminación,
al inestable baile de los átomos en aglomeración,
al desfase gravitacional que, bajo su temporal, posicionó en súplica al universo en expansión;tan inmutable creación,
tan inexorable declive desde la subatómica,
tan sublime ecuación,
tan sutil evolución desde la bariónica.ella fue, sin la hipotética censura cósmica, la única prueba de una singularidad desnuda.