My Tough boy

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Prologo

Suspire a la nada con pesadez mientras doblaba una de mis multicolores camisas dentro de la maleta. Era curioso, una parte de mi se moría de ganas de salir de la comisaria de Detroit y llegar a la de New York, pero, otra parte quería quedarse allí. Vale, sí, Detroit no es la mejor ciudad para ser policía, pero ya me había acostumbrado a sus calles, a sus edificios y a sus gentes, incluso había hecho amistad con más de algún adolescente al que había detenido ya un par de veces.

Total, que me marchaba de Detroit hasta New York y aunque el cambio no parezca ser tan grande, lo es, al menos para mí.

Cerré la maleta, me puse mi cazadora, mis gafas de sol y camine hasta la puerta de mi apartamento. Mire unos minutos más la que había sido mi casa durante cinco años y salí por la puerta. Llame al ascensor y salí de mi bloque.

 -Jefe! ¡Jefe espere!-Me gire y vi como John corría hacia mi.  

John no era mal chico. Su padre llevaba diez años en la cárcel por asesinato y su madre era una alcohólica, con muy poca belleza, yo mismo la confundí con un hombre la primera vez que la vi.

Llevaba su inconfundible gorra girada hacia tras, una camiseta de tirantes blancas (que le iba enorme) unos pantalones grises anchos y unas deportivas desatadas.  El estilo típico de los chicos en Detroit.

Ese chico había tenido mala suerte en la vida, pero comenzaba a cambiar. La primera vez que estuvo en la comisaria había sido por posesión de estupefacientes, y era el típico chico que se cree Dios, pero poco a poco le hice ver que la vida que llevaba solo lo conduciría a dos lugares posibles: A la cárcel o a estar muerto en una cuneta.

Ahora ya no se metía en  tantos líos, y por extraño que suene creo que fui su salvación.

 -¿Se va ya? -Me pregunto.

-Sí, mi avión sale dentro de una hora.

-Jefe, me gustaría agradécele todo lo que ha hecho por mí.

Sonreí.

-De nada.

-Espero que todo le vaya bien.

-Lo mismo te dijo y recuerda tienes potencial, no te destroces la vida.

Suspiro y miro a suelo, impidiéndome ver sus ojos marrones.

 -Pero la vida es muy dura.

-Que me vas a contar.

Yo se perfectamente que la vida es dura. Cuando el bastardo de tu padre le da por matar a tu madre para luego pegarse un tiro mientras permite que lo veas con solo cuatro años y tienes que criarte de orfanato en orfanato con un trauma que has tardado diez años en poder  vivir normal pero sin llegar  a superarlo de todo, te das cuenta que la vida es dura.

Le puse una mano en el hombro y él inmediatamente me miro a los ojos, bueno miro su reflejo en mis gafas de sol.

-Ambos coincidimos que tu vida da asco ¿No?

John asistió.

-Pues cámbiala, ya te lo he dicho muchas veces, será difícil pero no imposible.

-Gracias Jefe.

-De nada. -Mire mi reloj de pulsera y ahogue un grito cuando vi lo tarde que era ¾   Me tengo que ir. Cuídate.

Me gire y camine lo más rápido que pude sin detenerme hasta llegar al aeropuerto. Allí me atendió una azafata, y como estaba la azafata. Ojos marones, pelo negro y un muy buen cuerpo. ¿Lucy? ¿Era ese su nombre? No lo recuerdo.

My Tough boy (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora