No estas preparado para cuando sientes vibraciones extrañas en todo tu cuerpo, cuando por algún sentido, te expones a temas que exigen de un gran entendimiento y, al pasar las horas en un descontrol de tu misma mirada e intentando enfocar tu atención a la clase... Volteas a verla, a sentir de nuevo aquello que inimaginablemente se transporta por tu piel. Eso, no tiene nombre ni se puede descrbir, solo se vive, solo se disfruta.
De pronto, la conexión pierde lejanía y, ¡estás ahí cerca!, a menos metros, a menos obstáculos para entablar una conversación. Ocurre una detonación de mil cosas dentro y pensamientos que sin control, te harían parecer patético. Pero aún con eso se reanuda la cordura y se fija una mirada con incertidumbre...
Cuanto poder tienen los ojos, aquellos que brillan tanto como si viera ahí estrellas, ¡que bonitos son! ¡cuanta perfección! Al conocerla, nuestras coincidencias superaron a mi suposición y, seguramente me he enternecido, ¡me aseguraría de cuidar ese tesoro que he descubierto!. Y, ¿será que estoy nublado?. No lo creo, mas bien me fascinaría emprender proyectos a su lado, aún sin conocer si ella los quiere conmigo. Desearía que no sólo fuera un recorrido por la travesía de una primera vista. Amaría crecer mi relación con esa mujer, escribir juntos con declaraciones de ternura en expresiones y, leer muchos libros a los atardeceres. Algún día, invitarla a vivir una experiencia que yo haya disfrutado antes en otro lugar, dentro o fuera del país, para que ella lo haga también. Así como llevar una relación que no dependa de ataduras ni testimonios, solo de comprensión mutua.
Es sólo un tal vez, no es una afirmación, aunque no descarto que transpiro el anhelo, ¡de vivir como en los sueños!.
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Cartas del sentir cotidiano.
Short StoryPequeños sensaciones que se pueden percibir a diario. Con lo que acontece, ¡pero siempre importantes!.