Capítulo 4.

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Martes, 25 de septiembre.

Camila's P.O.V.

Estaba exhausta. Me estaba costando bastante adaptarme al ritmo de la universidad. Pasaba la mañana de clase en clase y la tarde estudiando. De vez en cuando salía para comprar algo de comer en las máquinas que había repartidas por el edificio. Cada día iba a una distinta, así al menos no me aburría de la misma máquina. Lo único que me alegraba el día era charlar con Andrew en los ratos libres que tenía entre clases. Resultó ser un chico muy simpático y agradable. Además me estaba ayudando a ser más consciente de los problemas del planeta y a cuidarlo mejor.

Mientras terminaba de almorzar, Andrew apareció con su característico aroma perfumado y se sentó frente a mí. Sonreí al verlo y él me sonrió también. "Cancela todos los planes que tengas", me dijo.

"Vale, llamaré a mi libro de Psicología de la educación y le diré que no puedo atenderle hoy", dije bromeando.

"Vamos a ir a una heladería que han abierto a dos calles de aquí. La gente no deja de decir que los helados están riquísimos y tengo que probarlos", parecía un niño pequeño, veía la misma ilusión en su cara.

"No puedo, tengo que estudiar", respondí. Andrew suspiró.

"¿Ni cinco minutos?", preguntó.

"Si me invitas al helado serán diez", respondí.

"Hecho", sonrió. Miró mi bandeja y vio el yogur que tenía como postre. "Deja eso ahí, vamos a por los helados", Andrew se levantó. Cogí la bandeja, la vacié en la papelera y la dejé al lado.

Caminamos unos diez minutos hasta que llegamos a la famosa heladería. Andrew no dejaba de sonreír. Había bastante gente, hacer el pedido nos llevaría un buen rato. La verdad es que un helado apetecía bastante, no es que hiciera precisamente frío. Vi un par de caras conocidas, que seguramente las había visto en alguna de mis clases. Andrew saludó a algunos chicos mientras esperábamos en la cola.

"¿De qué lo quieres?", me preguntó. Me encogí de hombros. Miré al frente y vi que había una carta bien grande encima del mostrador. Había de todos los sabores, no sabía cuál elegir.

"¿Cuál vas a pedir tú?", le pregunté para ver si me podía dar algún tipo de orientación.

"Pues me han dicho que el de café está muy bueno, así que creo que lo probaré", el de café parecía una buena opción.

"Yo igual", dije.

Después de diez minutos llegamos por fin al mostrador. El chico que nos atendió era bastante mono y tenía una sonrisa bonita. Andrew pidió los helados y nos los puso en un momento. Ahora teníamos que encontrar algún sitio donde sentarnos. Por suerte, una pareja se levantó justo antes de que pasáramos por su lado. Nos sentamos y probamos el helado a la vez. Los rumores eran fieles a la realidad, estaba bastante rico.

"Es mejor de lo que me esperaba", dijo Andrew.

"¿Seguro? No parecía que tuvieras las expectativas muy bajas", sonreí.

"Sí, en serio", Andrew se quedó absorto en su helado. Alcé la vista un momento y vi que el chico del mostrador me miraba de nuevo. "¿Estás bien?", me preguntó. Aparté la vista de él y miré a Andrew.

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⏰ Última actualización: Jan 17, 2023 ⏰

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