Yuya se quedó paralizado, totalmente. A pesar de que sabía te tenía un trozo de comida a medio masticar y que simplemente tenía que tragar ya. Pero no, estaba allí, con Yuto toqueteándole el pelo con la excusa de que había visto algo extraño allí. Se estaba sonrojando ligeramente por aquel gesto y tampoco se sentía del todo cómodo. Allí, justo donde estaba, era algo feliz, el de ojos grises se había fijado en un pequeño detalle de su cabello. Algo que sinceramente no se esperaba.
—Ya está, tenías una hoja —Le sonrió Yuto. Yuya tragó.
—Gracias... —el de ojos grises se volteó hacia atrás para dejarla en alguna otra parte. Pero se le escapó un pequeño quejido. Yuya hizo una pequeña mueca, no le gustaba para nada eso—Deberías... deberías y a descansar, ya has terminado y... tu espalda...
—Te dije que te iba a acompañar —dijo sereno, sin ganas de irse—, además, sospecho que cuando me vaya te irás de nuevo, sin haber terminado —el de ojos rojos no sabía si era eso, o solo estaba buscando escusas para quedarse un poco más con él.
—Pero tú estás peor que yo —apretó el agarre que tenía sobre la carne asada que cargaba, con la poca que quedaba y que había sido cocinada por Yugo—, tu espalda está herida y el enfrentamiento de hoy no fue para nada fácil.
—Eso no quita el hecho de que también seas mi compañero —se dirigió a mirarlo—. Y eso tampoco cambia el hecho de que no quiero que te hagas daño.
—No me voy a hacer daño —dijo testarudo—, solo es caza, y estoy cerca, no me va a pasar nada, además... ustedes estarán cerca, ¿no? —se regañó mentalmente por ser redundante, pero no tenía por qué importarle eso ahora mismo. El de ojos grises negó desaprobándolo. Las cosas no podían seguir así, él no podía seguir culpándose por lo ocurrido.
—Yuya, como equipo tenemos que estar unidos y, aunque estemos cerca—miró a Yuya algo preocupado—, realmente preferiría que te quedaras aquí y que te fueras a descansar.
—Pero mañana...—Yuto negó y el otro calló casi de inmediato.
—Tienes hasta pequeñas heridas en la cara, Yuya —casi le había regañado—, mañana será otro día, hoy hiciste mucho por nosotros y creo que ya es suficiente —le puso una mano en el hombro—. No tienes porqué culparte de algo que no es tu culpa —el de ojos rojos le miró con los ojos más abiertos de lo normal—. Y no te preocupes por nada más, ninguno de nosotros te culpa por nada. Haces bien tu trabajo, diste un plan para escapar y nos trajiste hasta esta zona—le sonrió suavemente—, no hagas nada más. Ya no te esfuerces tanto. Ya tenemos suficiente para comer bien.
—Está bien...—terminó aceptando—Me quedaré y... ¿aún les queda algo más por asar? ¿algo que esté listo? —Yuto sonrió por el alivio—Es que... tengo hambre aún —miró hacia su casi terminada carne—y no creo que esto baste —el de ojos grises asintió suavemente y se levantó alarmando a Yuya—. ¿Pasa algo? —a pesar de que el gesto no parecía ser muy atento ni amenazante o tan siquiera cauteloso, lo preguntó algo preocupado también.
—Yo voy por él —le sonrió suavemente.
—No, no vayas, iré yo más tarde—le sonrió algo cordial—. Mejor ve a descansar Yuto, tu espalda—se interrumpió a si mismo viendo que el otro se alejaba pasando olímpicamente de él—. Eh, Yuto. No necesitas ir por él. Yuto —lo llamó repetidas veces. Hasta se paró de su cómodo sitio, su compañero parecía ser bastante terco. Se apresuró a acercarse a él y le puso una mano en el hombro cuidadoso no de no tocar la zona dañada y le detuvo suavemente. El aludido se volvió hacia él ligeramente—. Yuto, no necesitas hacerlo.
—Yuya, déjame hacerlo, eres mi compañero, tampoco es tan malo que te ayude a traerte algo mientras comes, ¿no? —preguntó Yuya se mordió adentro de sus mejillas—Además, debes de estar algo cansado de la caza.
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Iniciación
FanfictionLa aldea en la que vive Yuya tiene un ideal muy claro y que durante generaciones se ha mantenido, cazar criaturas que con el tiempo llamaron Demonios. Todos tienen que vivir para ello, tanto hombre como mujer sin falta alguna, tiene que ser útil de...