II

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La persona que me trajo a Yoongi, era un sarganeto:

Ya que no he podido traerle, señor, las pieles de zorro que le prometi, pues la búsqueda no nos ha dejado tiempo para nada, en cambio, le traigo un vivo.

Y mostrándome al muchacho, añadió:

Ahí donde usted lo ve, señor, tienen su geniecito, pues es nada menos que hijo del famoso Min.

¿De M-Min?

Ese mismo, señor, según nos dijeron

¿Y por qué me lo traes a mi?

Porque me lo ha mandado

No me parece bien; han debido entregárselo a cualquiera de sus parientes. ¿Qué no tiene hermanos, tios, abuelos?

Si nadie nos ha querido decir, señor, los tíos, quienes son sus parientes, ni recibirlo tampoco. Su hermano decía que podimos dejarle a sus abuelos y la abuela que al hermano. Con decirle que hasta el señor que cura, al enterarse de quien se trataba, lo espanto y se negó también a recibirlo. Todos temían en comprometerse.

¿Comprometerse por un pequeña cosa?

Es que usted lo sabe las costumbres de esas gentes, señor.
Cuando corre sangre entre dos familiares, como ahora entre los Park y los Min, el que protege a uno de ellos se trae el enojo de los otros.Esas gentes odian como demonios, señor.

¿Y la madre? ¿Qué hizo la madre?

La madre tambien se negó, señor. ¿Sabe usted lo que dijo? "Hijo de un criminal no sirve. Si los Park saben que esta aquí un hijo de Min vendrán por él, lo capturan y me quemaran la casa; y si lo saben los Min, dirán que le he secuestrado al pariente y vendrán también a pedirme cuentas. Llevamos sargento, no sirve". Y sargento cargó con él.

Y puesto yo en la alternativa de rechazar la criatura por una simple cuestión de forma, para su fuera a parar quien sabe en que manos, o dar en algunos de los cuarteles, donde correría el riesgo de corromper, o de aceptarlo y mantenerlo en mi poder hasta que fuera reclamado por alguno de sus deudos, opté por lo último, y el pimpollo de unos de los criminales mas famosos de estos desgraciados campos, entró a ser un miembro más de mi familia.

(...)

El chico comenzó a desarrollar milagrosamente. Parecía crecer por centímetros. Aquél aspecto borroso y roto por las duras de las alturas con que llegó a mi casa, fue adquiriendo lento la suavidad y el brillo de un rostro juvenil. El enjuague cotidiano, el cabello cortado, la manera de vestir y calzar, el trato y aprecio que se le diera desde él primer momentoz contribuyó a darle aire de decencia y visible expresión de simpatia. De todo lo que pareció enterarse al principio perfectamente el muchacho, así como del sumar personal a tan poca cosa.

Se paraba delante del espejo un largo esto y después de mirarse por sus cuatro costados, acaba por sacarle la lengua o mostrarle el puño a la imagina que tenia delante. Y era de verle en sus ratos de repentina expansión, allá en el interior del hogar, frente a la servidumbre, despreciar imitación y gracia, hasta hacer partirse de la risa al auditorio.

¿Cómo anda patrón Tae? ¿No sabe cómo anda patrón Tae? Patrón anda así ¿Y señor? Señor ríe así, como así. Y cuando patrón está despacho y preso delante, se baja gorra, junta a cejas así y después grita: "Estás mintinedo; te conozco ojo".

Y cambiando de tema, con capricho desconcertante, comenzaba a explotar el apodo, acaba por enojar a todos.

–dirigiéndose al cocinero– pareces tapir; tú al mayordomo, que es un moreno mozo y poco amigos de las bromas –Añadió.

A lo que el moreno, que desde la llegada del muchacho miraba a este de cierta maní, echarse le encima con las mas perversas intenciones, que Yoongi sabia burlar con un simple salto de tigre y una rápida fuga.

Y de estas cómicas expansiones Yoongi venía a parar al libro de lectura, que abría por cualquier página, y comenzaba a deletrear antojadizamente, con seriedad de colegial contraído. Y no lo hacia mal a la hora de dar la lección. Su memoria era tanta, que le basaba uno o dos repasos para repetir de una tirada hasta media página. Su memoria visual, plástica, sobre todo era prodigiosa. En un momento aprendió a ver la hora en el reloj, a distinguir los periódicos ilustrados de los que no lo eran y a saber sus nombres, conocer el valor de las estampillas y lo que era un factura y una carta.

Al lado de estas manifestaciones de inteligencia vivaz había otras de una animalidad, que habían confundido al psicologo y a las que posiblemente ningún poder hubiese podido corregir o rebajar. Se cazaba el Suri (gusano) y se lo comía deleitosamente, después de verlos andar sobre la uña; se hurtaba los pedazos de carne cruda y sangrienta y los ingería con la rapidez y voracidad de un Martín-pescador; recogía en cualquier caso la sangre de los animales degollados y, humeante aún, se lo bebía a tragantadas , celebrando después en risotadas bestiales, a cacarear que aquella hiciera al pasarle por la garganta; hacia provisiones de cebo y de piltrafas recogidas en la cocina, ocultándolas en cualquier escondite, para sacarlas más tarde en plena descomposición y devorarlas a solas y tranquilamente. Era a ratos perdidos un insectívoro y un antropófago.

Por la carne era capaz de todo, y aún cuando a la hora de conocer no tenia preferencias por ninguna, roja o blanca, cruda o cocida, podrida o fresca, tierna o durs, los trozos crudos y sanguinolentos, acabados de traer del mercado, como una especie de un sádico conmovido. Para él había sido un placer, a la manera del gato cuando olfatea algo que excita su sensibilidad, sobre el colchón de carne roja y palpitante. La vista y el olor de la carne cruda despertaban en él quien sabe que rabiosos gustos ancestrales, pues su boca del muchacho se hacia una sonrisa bestial, hasta mostrar el clavijero purpúreo de las encias, y los ojos saltones, le brillaban con el innoble brillo de la codicia.

Fue esta pasión la que una vez llevó al muchacho a pasear en triunfo, sobre una improvisada pica, el corazón de un toro, sorteando las persecuciones de el cocinero y canturreando un aire.

¡Trae acá, bandido! Voy a decirle al señor para que te quite la maña de jugar con las cosas de la cocina

¡Siencio! No molestes, que estoy muy alegre. Dejame pasear el corazoncito. Así voy a pasear el corazón de Park y comérmelo después.

OJOS DESCONOCIDOS (Min Yoon-gi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora