Había reparada yo cuando Yoongi no respondía inmediatamente a mis llamados, al presentarse relevaba confusión y sin esperar a que se le interrogarse por la demora comenzaba a disculparse más o menos tontamente.
— Estoy barriendo el despacho, Hyung –dijo en cierta ocasión.
— ¿Y esta mañana no lo habías barrido?
— Solo sacudí la mesa Hyung
Aquella manera de responder se me sospechosa y resolví en espiarlo. El chico era demasiado curioso y su curiosidad podía llevarle lejos. Además en el despacho había cosas que le podían tentarle. Ya se le había sorprendido levantando en la consola haciendo girar la manecilla del reloj y tecleando también en la maquina de escribir. La ocasión no tardo en llegar.
Hallándome en una habitación continua al despacho, entregado al estudio de un expediente, cuando comencé a persibir una serie de golpecillos secos, crepitantes, que me indicaron que alguien andaba en el despacho. Me levante presuroso y observando. Era Yoongi, que se entretenía en restallar una carabina, apuntándole a un blanco imaginario. Su manera de manejar el traía el manubrio, simulando el acto de cargar y descargar, y se encaraba el arma y hacia funcionar el disparador en los dos tiempos reglamentarios.
La carabina, casi tan grande como el muchacho, que en manos tales hubiera podido tomarse por un pasatiempo, manejaba en esa forma sugería la idea del peligro. Aquello dejaba de ser un simple distracción para convertirse en un ensayo amenazador y siniestro. Lo había observado muy bien. El rostro de Yoongi no relevaba la satisfacción de una curiosidad infantil, sino la expresión de un pensamiento torcido y precoz. Descubriase en él gravedad que inspiraba respeto. ¿Qué ideas terribles bullirian en ese momento en aquel cerebro? ¿Qué odios dominaran en esa almita risueña e inocente, al parecer para todos, pero realmente seria y sombria, cuando estaba a solas, bajo el peso de la nostalgia? ¿Habría en esta bestiezuela recién domada razón suficiente para que el complicado sentimiento de la vengaza hubiese echado ya raíces en su corazón? ¿Se habrá percatado ya de la triste condición en que lo había dejado la bala de un asesino?
— ¿Que haces, Yoongi? –exclamé, interrumpiéndole en su siniestro ejercicio.
El muchacho apenas se inmutó.
— Limpiando carabina, Hyung. Armas sucias, Hyung.
— ¿Limpiando? ¿Y con qué la estás limpiando? No te veo con algo en las manos.
Yoongi no se percato en la ocasión.
— Voy a llevarla a mi cuarto. Mi cuarto tengo trapo listo para limpiarlo
— ¿Y quien te ha enseñado todo eso?
— Mi padre. Yo limpiar siempre su carabina
— ¿Tenia muchas?
El muchacho sonrió por toda respuesta
— ¿Sabes tú que arma es esta? Seguramente no lo sabes.
La sonrisa del muchacho expresó entonces un dejo de ironía que puede interpretar en ese sentido: "¡Si tu supieras lo que yo sé de armas!". Y, como para comprobarlo, añadí:
— Es un winchester, muy peligroso para los niños. No vuelvas a tocarlo porque puede hacer fuego y herirte.
— No es güincher, Hyung; manglir es. Mi padre tení muchas de estas. Domingos me prestaba una y yo solía cazar venado y tumbar aves. Carne venado gustarle mucho a mi padre.
— Está bien. Vete y cuidado con que vuelvas a tocar estas armas sin orden mía.
Yoongi puso la carabina en el armario y se retiró, mientras, yo disgustado por lo que acababa de ver y de oír, comencé a pensar en la manera de deshacerme de tan extraña criatura.
(...)
— Estaré viendo marcharse al muchacho y no lo creeré. Le has tomado algún cariño.
— Es natural; hace seis meses que está con nostoros. ¿No admiras su inteligencia, su pasmoso espíritu de adaptación?
— Lo admiro, y admiro más la facilidad con que aprende todo; pero verás los disgustos que nos esperan por su culpa. El muchacho en ciertos momentos es un demonio. A nadie respeta más que a ti, y eso sólo cuando estas presente.
Y mi pareja intentó ponerle fin al diálogo con un marcado gesto de disgusto.
— Toso lo que hace es propio de la edad, hijita. A su edad todos hemos hecho, más o menos, las mismas travesuras. ¡Pobres los niños serios!
— Es que lo que Yoongi hace son perversidades que espeluznan. No hace muchos días que cazó un zorzal, lo desplumó, lo pintó de verde y lo metió en una jaula con el guacamayo. Naturalmente el guacamayo lo destrozó. ¿Y ayer? Ayer hizo otra atrocidad. Colgó al pavo de las patas y lo dejó así hasta que el gallo le deshizo la cabeza a picotazos y patadas. Una salvajada sin nombre.
— Tienes razón. Una bestialidad que me pone en el casa de salir de él cualquier día.
— Y Eso no es lo peor; lo peor es que hace las cosas y las niega, aunque lo sorprendas ejecutándolas. "¿Quién ha hecho esto?", "¿Quién será, pues, señorita?" Nadie sabe; es un bendito.
— Es el gran defecto de la raza. La verdad que daña rara vez la confiesa del indio, aunque se trate de una pequeñez.
La verdad era que el muchacho me tenia harto ya con sus travesuras diabólicas, a pesar de la bondad de su servicio. Si a su edad Yoongi hacia tales cosas, ¿De qué no sería capaz a los veinte, a los treinta, cuando ya dueño de sus libretas y entregado a sus propios impulsos se echara a correr por las tierras de ambiente corrupto que le vieron nacer? Porque ¿como pensar que Yoongi habría de renunciar para siempre a la vida del campo, a la vuelta al seno de los suyos?.
Fuera de que su permanencia en mi casa sólo pedía ser temporal, ni yo le sentía inclinado a tomarle definitivamente a mi servicio,ni él era, por su origen y su raza, de los muchachos que se resignan, a vivir unidos a la servidumbre. Coló el de todas las tierras, crece respirando un aire de salvajismo independencia y. ya hombre sabe por la voz de la sangre y de la tradición que domésticamente al misti. Son como las ranas: cantan y gozas bajo las ardientes caricias del sol, pero a lo mejor, huyen de él y tornan al charco cenagoso y pestilente. Pobres, ignorados, explotados, perseguidos, tristes, roñosos, pero libres, libres.en sus montañas asperar, en sus horripilantes, en sus quebarada atronadoras y sombrías; en sus punas desoladas e inclementes, como el jaguar, como zorro, como el venado, como el cóndor, como la llama... Esta es la ley, su ley, y el que la quebranta es porque los corpursulo de alguna sangre servil ha traicionado a la raza. ¿Que vale para el muchacho la luz de todas las civilizaciones juntas, disfrutaba al amparo de la ciudad, comparada con el rayo de sol, disfrutando al amor de sus majestuosas cumbres andinas? Y así como el misti cuanto más culto es, tanto más cerca vive de las idealidades, de los ensueños, así el muchacho a medida que es mayoensu incultura, más poseído se siente por las realidades de la naturaleza. La cultura es para él un bien que desprecia, y la comodidad, un yugo que odia.
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OJOS DESCONOCIDOS (Min Yoon-gi)
FanfictionYoongi, es criado por el honorable Namjoon. Y a pesar de darle una buena educación, el muchacho poco a poco evolucionará hasta convertirse en un... • Shipp: Yoongi & Jimin. • Género: Venganza, crimen y costumbres.