Y Pensé que era solo un sueño

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Derek comenzó a tener los sueños hace unos años, sabe lo que significan, su alma gemela es más joven que él. Laura se burla de él una y otra vez al respecto, pero Derek no le hace caso. Los sueños son borrosos, en el mejor de los casos solo tiene una fugaz visión de camisas a cuadros, risas y una boca rosada.

Mientras Laura y él comienzan su viaje de regreso a California desde Nueva York, los sueños comienzan a ser más claros. En cada estado que cruzan, Derek puede ver que el perfil de su alma gemela se vuelve más definida, sabe que tiene ojos marrones, una hermosa sonrisa y un cabello sedoso que parece suave al tacto.

Debe vivir en la costa oeste, supone Laura cuando Derek le cuenta entre un almuerzo apresurado mientras se detienen por gasolina en Texas.

Están en Arizona quedándose en un motel en la última parada de su viaje cuando Derek escucha la voz de su alma gemela por primera vez. Es un timbre claro, que suena como una campana brillante en la mente de Derek, y llena al moreno de ansia y anhelo. Se pregunta si su alma gemela sueña con él también, puede sentirlo cada vez más cerca donde sea que esté.

El regreso a Beacon Hills se siente bien; Talia les da la bienvenida a sus hijos a casa con los brazos abiertos, no le hace demasiadas preguntas a Laura sobre el hombre que pensó que era su alma gemela y siguió hasta Nueva York, o los años que pasaron metidos en sus propios asuntos, tratando de encontrar su propio rumbo.

Fue una experiencia interesante, pero no se sentía como casa.

Derek está en ella ahora, y sueña todas las noches. Él sabe cómo es su alma gemela, es como si supiera que está cerca.

—No te apresures, cariño, cuando ocurra, sucederá,— dice Talia, alisando su cabello.

—Es tan frustrante,— se queja Derek. —No sé su nombre, no sé cómo encontrarlo, solo tengo esto, esta imagen de él,— dice.

Entonces, toma a Derek completamente por sorpresa cuando está en el supermercado y dobla la esquina y allí, en la sección de helados, está su alma gemela.

Se ve perfecto, parado allí, contemplando entre si elegir chocolate y chips de menta, mordiéndose un poco el labio. Se vistió mucho mejor de lo que Derek lo ha visto nunca, con unos jeans negros ajustados, una camisa de polo, el pelo engomado y gafas de moda en la nariz, pero todavía se ve increíble. Su cara es la misma, grandes ojos expresivos que intentan tomar una decisión sobre el helado.

Derek se aproxima a él con cautela, con el corazón palpitando a cien, aquí es, es cuando se presentará y su alma gemela lo reconocerá y vivirán felices para siempre y un día les contarán a sus hijos sobre la reunión en la sección de helados en el supermercado.

Derek todavía está tratando de averiguar qué decir cuando su alma gemela le habla primero.

—Estas ofertas de dos por uno siempre te atrapan,— dice.

El momento se siente extrañamente apagado para lo que debería ser una ocasión monumental, y Derek apenas logra decir:

—Sí, sé a qué te refieres.— Mira el vidrio empañado de la vitrina. —Chips de menta,— dice. Es su sabor favorito, y el hecho de que esta ese sabor puede significar algo. Tal vez.

El alma gemela de Derek se ríe.

—Es el favorito de mi hermano, pero no es para él.— Abre la puerta del congelador y agarra el de chocolate. —¡Nos vemos, extraño!,— Le dice a Derek con una sonrisa amistosa y luego camina por el pasillo.

Eso es todo. No hay una sensación asombrada de reconocimiento, no caen rendidos en los brazos del otro, no hay planes emocionados para el futuro, solo Derek parado allí conmocionado en el pasillo de helados.

STEREK /One Shots / Drabbles →STEREKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora