Capítulo 4

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Miro el reloj colgado en una de las paredes de la cocina, enterándose de que era exactamente las siete de la mañana, hecho un suspiro al aire, mientras recorría con la mirada el desayuno que había preparado con extrema minuciosidad y empeño.

El aroma a café recién molido, se mezclaba con las crocantes tostadas, a su lado un vaso de jugo de naranja y un poco de miel, también podías encontrar mermelada, manteca y algunos panecillos para acompañar la bebida.

Sentir todos esos ricos aromas, le abrieron el apetito pero se rehusaba a desayunar sin su esposo, después de todo él era el motivo por el cual había madrugado esta mañana. No acepto siquiera el ofrecimiento de las sirvientas, porque ella quería prepararlo con sus propias manos, deseaba que el supiese cuanto le importaba obtener su aprobación al momento en que lo probara.

Aunque significara luchar contra la corriente, Aome estaba decidida a hacer de su matrimonio una unión feliz.

Los pasos del demonio bajando las escaleras llamaron la atención de la joven sacerdotisa, ansiosa espero a que este la encontrara.

Un par de orbes doradas detallaron el entono sin emoción alguna, al menos no una que la morena pudiera ponerle nombre.

–Buenos días–lo recibió con una sonrisa mientras cogía una de las taza y serbia el café – ¿Desayunas conmigo?–Pregunto animada.

–Estoy retrasado.

Toda la emoción que había reunido se hizo humo, Aome volvió sus labios una línea–Ya veo...–susurro para seguidamente darle una fingida sonrisa–Que tengas un buen día en el trabajo–concluyo tomando un poco de su bebida.

Sesshōmaru le dio un cabeceo y una última mirada antes de abandonar su hogar; cando ya no fue capaz de ver u espalda, la morena sintió el escozor en sus ojos, tomo una profunda respiración y negó lentamente.

–Idiota...–gimió dolida.

...

Después de ese desplante y de desayunar completamente a solas, lamentándose internamente por lo sucedido la joven sacerdotisa tomo un bolso de mano, su celular, unas gafas de sol y salió rápidamente rumbo a su trabajo.

Durante el trayecto se cuestionó varias cosas, se preguntaba repetidas veces si valía la pena hacer el esfuerzo con Sesshomaru, si conseguiría algo más que solo desplantes y miradas frías; Aome siempre había sido una mujer de carácter fuerte y muy decidida todo un dolor de cabeza, ya que cuando se proponía algo, no había quien lograra hacerla cambiar de parecer. Esta no serie la excepción, lo intentaría las veces que fuera necesaria.

Si al cabo de algunos meses no obtenía nada de su esposo, tal vez se resignaría a vivir en un matrimonio infeliz por el resto de su vida, porque el divorcio no era una opción, desgraciadamente se había atado a él, por el resto de su miserable existencia.

El desayuno no había funcionado, quizás podría irle mejor con el almuerzo, pero no lo invitaría como al vez anterior, sino que lo prepararía ella misma y se lo alcanzaría a la oficina, al menos lograría que lo probara aunque no se quedara para acompañarlo.

Con un nuevo entusiasmo encendió el reproductor del auto, de inmediato una de su canciones favoritas comenzó a sonar. Se trataba de Beautiful del cantante coreano Crush.

Entono la melodía por el resto del camino, le tomo cerca de veinte minutos llegar su trabajo, se sorprendió al ver el vehículo de su jefe estacionado a pocos metros de ella, lo que significaba que había llegado, extrañamente, temprano.

Cogió sus cosas y cerro el coche con llave, el cual era un Mercedez Benz Clace C cabrio descapotable de color azul granate, por supuesto que también contaba con un chófer personal, pero jamás lo usaba, ya que prefería moverse por cuenta propia.

El ExtrañoWhere stories live. Discover now