Capítulo 1- Pétalos frágiles

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Los pétalos de cerezo eran hermosos, era algo en lo que estaba de acuerdo con la puerca.
Ella siempre me lo repetía: "qué bellos que son los pétalos de sakura. Me recuerdan mucho a ti." 
Lo decía con una sonrisa enorme, haciéndome sentir mejor. O al menos, eso intentaba.

—¿Pasa algo, frentona?— preguntó al ver que tenía un pétalo en mis manos.

Había caído encima de mí como si su trayecto hubiese sido trazado por el destino. Debía de ver aquella perfección para comprender que Ino estaba equivocada.

—Son bellos, pero frágiles— respondí.

Podía arrancar los pétalos de la flor con facilidad. Romperlos, partirlos... Lo único que tenían era hermosura.

—¿Qué estás diciendo?

—No, no es nada.

Seguimos caminando.
Era un día como cualquier otro; caminaríamos juntas hasta el hospital y, después, comenzaríamos nuestra rutina de trabajo; Papeleo, diagnósticos, informes, más informes, café y más papeleo.
Estaba contenta por los resultados que daba nuestra planta en el hospital, de ese modo, los niños que perdieron a sus padres en la cuarta guerra se hacían compañía mutuamente. A pesar de haber pasado años, a algunos les ha costado volver a sonreír.
Pero lo conseguimos.
Y prometo que no había más satisfacción que esa, pues la sonrisa nos hacía ver que el progreso era lento, pero eficaz.

—¿Estás lista para la rutina?

Muchos pensaban que terminaríamos desmayadas de tanto trabajo. A veces tenían razón; las veces que hemos sido ingresadas por nuestro sobreesfuezo superaron las diez. Pero nos encantaba eso.
Esforzarnos y vivir al límite de nuestra energía para ver cómo los niños eran felices.
A veces Naruto venía a echar una mano junto a Hinata, cosa que también debíamos de agradecer. Todos los niños amaban a esta pareja, queriendo saber todo sobre ella: cómo se enamoraron, cómo se conocieron... Incluso una vez le preguntaron a Hinata cómo fue su primer beso. Ella tintó sus mejillas de puro carmesí, pero fue Naruto quien respondió a ello como si nada.
Yo también admiraba a aquel matrimonio. Pero a veces lo envidiaba.

—Más que lista, puerca. ¿Quién te crees que soy? ¡Shannaro!

—Eh, mejor que guardes energía. De todas formas, primero debemos de ir a la oficina del Hokage.

—¡Es verdad!— dije con desánimo.

¡Me había olvidado de aquella pequeña cita! Kakashi-sensei me mencionó que las próximas semanas serían agitadas para mí. No quería decir más porque "temía hacerme daño". Por supuesto, no sé a qué se refería.
A veces pensaba que estaba relacionado con los rumores sobre Sasuke-kun: "Sasuke reconstruirá el clan con una chica que tiene más edad que él", pero Sasuke-kun no se prometería con una desconocida.
Por otra parte, han pasado unos cuatro o cinco años. Así que sí, temía que aquellos rumores fueran ciertos, aunque a veces intentaba autoconvencerme. Cuatro años eran suficientes para enamorarse de alguien.
Incluso cuatro días ya eran suficientes.

—Estás preocupada, ¿verdad?— por supuesto, a Ino no se le escapaba ni una. Quizás no era transparente, pero sí para ella—. Vamos, eres Sakura Haruno. ¿Es que acaso debo recordarte todo lo que has hecho?

Reí.

—Ino, si no hubieras aparecido en mi vida, no habría sido capaz de hacer todos esos logros.

—Tienes razón— habló con superioridad, haciendo que quisiera reír más. Por supuesto, aguanté las ganas. Entrábamos a la torre del Hokage, necesitaban silencio—. Pero la carrera la corriste tú, yo solo te di el empujón del principio.

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