Nos cuesta muchísimo despedirnos. Se nos hace imposible comprender que las relaciones se terminan, pensamos en el eternamente en vez de observarnos en el espejo y visualizar que ni siquiera nosotros -tal cual como nos vemos-, seremos eternos.
la transición es parte del crecimiento pero seguimos ahí, golpeandonos el pecho porque se terminó, porque alguien falleció, porque fracasamos. De eso se trata, una de las principales lecciones de vida es dejar ir. ¡Joder! Ojalá fuese tan fácil hacerlo como escribirlo