Día 30

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¿Por qué no me amaste? ¿¡Por qué no intentaste abrirme tu pequeño corazón? ¡¿Por qué, carajo, por qué?! Acaso no soy digna de tu amor, acaso no valgo la pena, eh! responde, cobarde, dímelo en mi cara, sin importarte que luego me ponga a llorar como tonta (como ahora), y pienses que hago un drama en la calle. No, señor, no! no es un drama, es dolor, dolor por que la persona que tanto amaste, te cague sin importarle una mierda tus sentimientos. Joder, yo te amé, con todo mi alma, mi ser, con todo. Entregué hasta lo que no debía, y todo por ti, por verte feliz y contento, contento a mi costado, conmigo.

¿Por qué había ocasiones y lugares en que soltabas mi mano? ¿Por qué me destrozabas? Yo moría siempre que hacías eso, me dolía como no tienes una maldita idea. Me desangrabas, cariño. O cuando no me abrazabas y solo era yo intentando acercarme a ti, o cuando me ignorabas en el carro y yo no entendía un carajo por qué lo hacías. ¿Por qué, J? ¿Por qué? Jamás lo entendí. Como jamás entendí que me dejarás atrás, sola, caminando, mientras tú avanzabas.

Quería que me cuidaras, como solías hacerlo al principio, cuando me abrazabas por detrás o caminábamos como pinguinos, amaba eso, o cuando me abrazabas fuerte, y sentía como mi amor se pasaba de mí hacia ti, o cuando me besabas suave, joder! eso era la gloria.

Jamás olvidaré nuestro primer día, y aquellos besos bobos, jamás olvidaré tus "te quieros", ni mi nerviosismo cuando sabía que estabas esperando afuera de mi facultad o esperando afuera del Goreti (colegio).

Tengo tantos recuerdos bonitos, pero me tardaría tanto y, además, no quiero que todo el mundo lo sepa, lo guardo para mí, hasta que un día se me olviden.

Si no fuese por ese capítulo, no estaría sacando todo este dolor ahora en este post, pero lo dejo aquí. Tal vez lo leas, hoy, mañana o pasado, el otro mes, el otro año o ya no sé.

Ya falta poco para el primero de agosto, no te importa, siempre fue una fecha insignificante para ti. Cuídate. Cuida de tu madre y Blade, de toda tu familia en realidad.

Terminaré este post, recordando aquel día en Magdalena, tú preguntándome "¿Tanto me quieres?", yo -abrazándote como tonta- no respondí, solo te abracé fuerte y diciendo en mi mente "¿Acaso no es obvio?".

Quizás algun día dejes de gustarme.Where stories live. Discover now