entre 6:06 y 6:12

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Todas las mañanas cuando solían hacer 6 grados bajo cero, pasaba por el mismo lugar entre las 6:06 y 6:12. Siempre entre ese horario. A 6 pasos de zapatillas Vans de donde me baja del colectivo, se encontraban enfrentadas dos tiendas de ropa, Armani y Chanel.

En Armani, al Este, estaba Hugo, un maniquí alto que yo misma nombré, era intrépido, elegante, misterioso, intelectual, a pesar de ser generados en serie yo sabía que Hugo tenía algo en especial: entre las 6:06 y 6:12 desde el centro de su plástico cabello salía el sol.

Al Oeste estaba Irina, un maniquí alto que yo misma nombré, era divertida, presencial, positivia, impulsiva, egoísta, a pesar de ser generados en serie yo sabía que Irina tenía algo especial: por el centro de su peluca rubia, se ocultaba el sol. Aunque solo podía presenciar esa naturalidad los días en que me invitaban mis amigos a los bares de la zona.

Por más que los maniquíes no tengan género, y lo afirmo porque los he visto sin ropa, Hugo se consideraba un ente masculino e Irina uno femenino, y ellos dos, de una manera muy heterosexual, estaban enfrentados.

Cuando el primer rayo de luz tocaba la plasticidad de Hugo, Irina sentía órganos en su interior, páncreas, hígado, pulmones, todo mezclado. Se miraban todos los días, a través de pupilas en blanco. Si se pudieran sonrojar lo harían.

Cuando el último rayo de luz abandonaba la gracia de Irina, Hugo sentía un frío subir desde su aparador, el metal, las hormigas de la vereda, el perfume de limón que perduraba, quería llorar, porque no podía ver más a Irina.

Me sentía muy incómoda con mi tapado a las 6 de la mañana yendo a trabajar al cruzarme entre la vista de ellos dos, la tensión que mantenían era tan grande que los físicos trataban de explicar dónde se encontraba la fuerza de gravedad que hacía que se atraigan el uno al otro, o es que acaso había un campo electromagnético que enloquecía sus partículas. Quizás si fundía sus plásticos a la temperatura del calor de su exacerbación y los unía podría crear la receta química de la atracción.

El 6 de junio, di 6 pasos entre las 6:06 y 6:12, miré a Irina. Pero no pude ver a Hugo. La tienda Armani seguía igual, los dos amigos de Hugo seguían llevando la misma ropa que ayer, pero él ya no estaba. Corrí hasta la puerta vidriada y miré, no estaba en ningún lado. Me giré a Irina, y me partí en lágrimas.

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⏰ Última actualización: Jul 28, 2018 ⏰

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La romántica historia de Hugo e IrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora