Capítulo 3: Nada que pensar

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— Uh, sunbae — miré a SunHye. — ¿La exposición la hacemos en tu casa... o en la mía?

Un sonrojo se apoderó de sus mejillas, haciéndola ver muy tierna. Con uno de sus dedos enrollaba un mechón de su negro cabello y su mirada se encontraba posada en el suelo.

— Como tú gustes, por mí no hay problema. — mentí.

Si íbamos a mi casa, mi hermano mayor estaría con su novia. Y probablemente los volveré a agarrar con las manos en la masa... Oh, Dios, qué pena y vergüenza me da hyung. Hacer eso en nuestra casa como si no hubiese alguien más es algo muy bajo. Creo que he quedado traumado de por vida.

— Uh, tal vez tu hermano esté ocupado con la tarea de la universidad, así que no quisiera ser una distracción... — susurró. Sabía a lo que se refería; ella necesitaba charlar mientras trabajaba.

— ¿Entonces en tu casa? — cuestioné.

Ella asintió con un poco de emoción y se alejó. La miré. Su cabello danzaba con cada paso que ella daba. Y un leve aroma a flores se había quedado en el aire, simplemente perfecto.

— Parece que alguien tiene una cita — murmuró alguien a mis espaldas.

— ¿Se te perdió algo? — cuestioné a HoSeok.

— Oh no. Nada en particular — respondió con burla.

Lo miré de mala manera. A eso ni siquiera se le podría considerar una cita; simplemente haríamos un trabajo en parejas para nuestra clase de literatura...

— ¿Acaso no tiene es lo mejor que hacer?

En ese momento unos brazos se posicionaron alrededor de mi cuello. Un desagradable olor a perfume barato llegó a mis fosas nasales; Aery.

— ¿Ya lo pensaste mejor, oppa?

En un movimiento brusco la aparté de mi. No quería actuar así, pero con ella no me quedaba alternativa.

— No sé de qué hablas.

— Oh vamos, oppa. — dijo con su voz chillona que para muchos resultaba encantadora. — Me refiero a lo del trabajo de literatura.

— No tengo nada que pensar — respondí. —, la decisión está tomada. Trabajaré con SunHye-ssi.

Sus ojos color avellana me inspeccionaron, y de pronto se llenaron de lágrimas. Comenzó a temblar, me apartó de un empujón y se fue corriendo.

— ¿No crees que fuiste un poco duro, hyung?

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