Martha "Dumptruck"

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Nadie en el colegio puede verse tan horroso como lo eres tu-le murmuró con recelo a su reflejo a medio vestir de la cintura arriba solo tenia puesto sostenedor terminaba de ponerse su suéter más holgado de lo normal que le ayudaba a no mostrarse tanto, desearía ser como el grupo de las Heathers todas con una minifalda a la mitad del muslo atrayendo todas las miradas.

Un gran desayuno la esperaba en la mesa junto a su sonriente madre, se sentó junto a ella, su papá se iba tan temprano y parecía que sólo volvía en la hora de la cena, terminó de comer se levantó agradeciendo a su mamá que le deseó un buen día mientras abría la puerta.

A veces se iba con técnicamente su unica amiga "Verónica" algunos días la de bufanda se iba sin ella para evitar el retraso o una tardía en el colegio, hoy era de los días que tenía que caminar sola.

No era un gran transcurso pero por más que intentase ignorar el hecho que la gente a su alrededor mantenían charlas amenas ya fueran en parejas o en grupitos de amigos.

Un día aburrido de una chica aburrida comenzaba y nada pasó interesante hasta que llego la temida hora del almuerzo.

Normalmente sentía terriblemente mal comer en público, se sentía como un zoológico, una cerda.

-¡Pam! -se escucho el estruendo de una chica cuando cayo de cara contra la bandeja de comida llenándose el rostro del puré de papá los chicos a su alrededor comenzaron a reírse, fue cuando Martha vio su oportunidad de escoger su comida sin ser juzgada.
Así fue como directo a la fila con el pensamiento de que iba a comer sanamente y casi no iba agarrar casi nada pero la comida le seducía, terminando con más de la que quería.

Sentándose junto a su amiga que llevaba un libro consigo, en media conversación la chica con mayor comida en su bandeja le atraían los susurros

-mirala es un asco se va a comer todo eso-
-Claro y luego se queja-
-Dios casi se lleva toda la cafetería-esos comentarios siempre era seguidos por carcajadas y solo pudo atinar a dejar su plato a medio comer.

Después de eso todo iba tan rápido hasta  que después de una clase de español solo llegó la salida, espero a Verónica con la que se devolvió a su hogar donde su madre tambien le recibio junto a dos tazas de café a la par de unos bizcochos caseros, y volvió a tragar por tercera vez en el día.

Cuando el sol se escondía su padre llegaba y a casi malas ganas veían una película juntos.

Al final de todo solo apagaban el televisor, sus padres se iban juntos a su cuarto y ella iba a fingir dormir porque a las pocas horas cuando sus padres estaban casi noqueados por el sueño salía de su habitación de puntillas para no sentirse escuchada.

Abriendo la refrigeradora agarro un pan dulce que no tendría que recalentar y se sentía muy mal comerlo pero al mismo tiempo era tan hermosa la sensación de no ser observada y disfrutar lo que más le gustaba.

Talvez nunca dejaría de ser Martha Dumptruck para todos sus compañeros, pero en eso momentos eran muy buenos y no podía dejarlo.

La comida era una de sus drogas, la comida la consolaba a más no poder, era una vieja amiga quizás tan vieja como la misma Verónica, solo que Verónica no le había costado tantas oportunidades de la vida.

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