23.

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Miraba con curiosidad los zapatos del albino, su pie era unas tallas menos que las de él, así podía deducir extendiendo su zapatilla al lado del de Ink, estaban en el patio pues tenían tiempo libre después de gimnasia, y el albino fue quien pudo sentarse a su lado en una de las bancas.

Cuantos temas podría dedicarle, compartir puntos de vistas y hacer que los días en la escuela fueran mucho más pasajeras para el albino, pero de su boca, al igual que otras veces, no salía nada.

Comenzó a pensar otra vez del por qué el menor hacía eso, la razón del por qué no dejaba de sentarse a su lado, lo único que pudo concluir era que sentía una especie de deuda por haberlo salvado antes del abuso de los mayores, que lo único que hacía era tratar de saldar todo, una obligación.

Esa idea provocó al azabache cierto dolor, no le agradaba la idea que su compañero, pues no sabía si llamarlo amigo, solo se acercaba a él por un fin nada similar a una querencia, un agrado. O solo era usado para que nadie más lo molestara aunque eso lo descartó pues tampoco era tan temido por sus agresores, es decir, había acabado derrotado con simples golpes de los mayores.

"No tienes por qué estar conmigo" Dijo en un susurro, pero lo suficientemente audible para que el albino lo mirara, sus pupilas se habían dirigido al contrario en un gesto adolorido o eso suponía Error.

"¿Te molesto...?"

"¡No, no!" Exclamó, teniendo que controlar su voz, avergonzado. "Solamente... no quiero que me hables por pena... Soy alguien raro."

"N-No eres raro, solo eres callado, y eso hace que la gente piense cosas que dan miedo..."

Eso sabía Error desde hace tiempo, le había ayudado bastante a soportar la soledad, pues no temía de ser agredido, pero no quería que también sucediera con él.

"¿Te doy miedo?"

"Ya no..." Tapó sus labiales con su bufanda, había hablado tímido, causándole un vuelco al moreno. "Soy I-Ink, es... es un gusto"

"Error." Dijo al instante, no supo cómo más reaccionar, estaba recibiendo la presentación ajena, había dado el contrario el primer paso a poder relacionarse, haciéndolo feliz, más los nervios eran más, no quería arruinarlo. "Error Crayon, también es un gusto... Ink"

Decir sus nombres había ayudado mucho a Error, pese a que no sabía todavía cómo expresarse el aire entre ambos se había apaciguado, siendo más cómodo, seguía teniendo la duda del por qué se había juntado con él, pero que no le tuviera miedo, era suficiente.

Defectos. ¦ ErrorInk Donde viven las historias. Descúbrelo ahora