Trece

5.2K 1.2K 139
                                    

Caminó hacia una puerta de vidrio que dirigía al balcón, la abrió de par en par recibiendo una ligera capa de aire en su cuerpo que revolvió sus cabellos un poco. Despacio, fue acercándose al muro bajo y asomó su rostro para verificar la altura. Había una distancia desfavorable desde su habitación al suelo. De verdad estaba en el lugar más alto del Palacio.

—¡Vamos! ¡Los detalles en mi piel son increíblemente artísticos!

—¿Son detalles? Creí que era excremento pegado.

—Me ofendes, príncipe —el sapo se echó a reír, divertido.

—Bien, señor sapo, ahora quiero que te pongas ahí —señaló con su barbilla el borde del muro.

—¿Planeas tirarme?

Sorprendido, el príncipe lo miró.

—¿Qué? ¡No! ¿Por qué dices...? Oh, ya veo... No, señor sapo, no voy a lanzarte al vacío como esas personas lo hicieron antes contigo. ¿Cuántas veces debo decirte que no podría hacerte algo así? —puchereó frunciendo el ceño.

—Perdona, es la costumbre —se disculpó sincero—. Ya debo superarlo, ¿no? Estoy seguro contigo, eso es lo importante.

El sapo confió en el príncipe y saltó al borde sin pensarlo dos veces, tocó con sus patas la superficie dura debajo de él y luego de acomodarse, se dio la vuelta y encaró al joven bonito que tenía sus ojos tristes puestos sobre el cielo nocturno. Su expresión era neutra y agotada.

—Voy a contarte algo.

—Te escucho.

Un fuerte suspiro escapó de su boca.

—Yo me enamoré una vez —soltó. El sapo entendió que el príncipe le hablaría de algo sumamente personal—. A veces... A veces quisiera decir que fue un error, pero mi corazón no lo siente así, ¿sabes? Un vacío se instala en pecho cuando observo las estrellas acompañando a la luna resplandeciente —llevó ambas manos a su pecho y aplanó la boca—. Cuando era más pequeño, nunca sentí la necesidad de recibir aire fresco o los rayos del sol... Era tan apegado a la soledad porque tenía miedo a contagiarme de alguna enfermedad, es decir, ¡hay bacterias por todos lados! ¡No los vemos pero están ahí! Yo... estaba tan metido en mi propia burbuja que salir afuera no era importante para mí. No, hasta que lo conocí.

—¿Hablas de él

—Sí, él —murmuró cerrando sus ojos con fuerza—. El amor de mi vida, a quien le entregué todo de mí... Éramos mejores amigos, novios, amantes, compañeros de aventuras, de copas, éramos hasta lo que no pensábamos. Todo nuestro futuro estaba asegurado, no existían dudas, ni desconfianza... Nunca entenderé por qué... —pestañeó repetidas veces, conteniendo derramar más lágrimas. Su nariz empezó a tornarse de un color rosado, al igual que sus orejas—. Él me dejó un día... sin dar explicaciones. Simplemente se fue.

-Niny ♡

❝왕자와 두꺼비❞; El Príncipe y El Sapo |Yoonmin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora