❝왕자와 두꺼비❞; El Príncipe y El Sapo |Yoonmin|

[Extra #2] - ¡De nuevo aquí!

—¡Señora Lee, espere un momento!

—¡Príncipe Jimin, resguárdese, ocúltese! ¡Yo me encargaré de que se vaya! —La ama de llaves tenía una escoba en mano, usaba tal objeto para intimidar al príncipe Min, quien trataba de protegerse con una silla de madera.

Momentos atrás, Jimin y Yoongi estuvieron juntos en el jardín. Platicaron sobre un sinfín de cosas, desde cómo había sido para el mayor ser un anfibio de ojos amarillos, hasta la manera en la que Jimin se sintió dichoso de tenerlo de vuelta. También se mantuvieron conversando acerca de viejos recuerdos, sonrieron en conjunto y se abrazaron gran rato bajo el árbol de cerezo frente a la laguna.

Entonces decidieron volver. Había mucho que resolver en cuanto a las normas del palacio. Era el gran príncipe Min apareciendo después de meses desaparecido, tendrían que buscar la forma de justificar ese hecho. ¿Quién podría creer que se había convertido en un sapo y lo peor, que hablaba? Las brujas y los hechizos eran bastante usuales en aquellas tierras, no existía persona que no supiera que se trataba de conflictos sobrenaturales reales. Sin embargo, llevaría trabajo poder convencer a todo un reino de ese problema, a menos que intentaran mentir, pero eso sería una traición al juramento que realizó Yoongi al comprometerse como futuro rey. La palabra de un príncipe era inquebrantable, y Yoongi aprendió el valor de la honestidad desde pequeño. Mentir no era parte de sus principios como miembro de la realeza.

La cuestión era que no solo tenía que tratar con el conflicto de su reinado ni el de su familia. También debía lidiar con lo que involucrara a su pareja, en este caso, la ama de llaves.

—Perdone usted, eminencia —farfullo la señora Lee hacia Yoongi—. Pero déjeme decirle que su alteza, el rey Kim Namjoon, prohibió su entrada a este palacio —Jimin en su lugar, alzó ambas cejas, sorprendido por lo que escuchaba. ¿En qué momento habían declarado tal cosa?

—Huh —El príncipe Park se apresuró a hacer algo, entonces corrió nervioso a colocarse enfrente de Yoongi para evitar que la ama de llaves se le ocurriera golpear a su pareja con la escoba—. Señora Lee, todo está bien.

La mujer suavizó sus expresiones molestas al verlo.

—Príncipe —le miró preocupada—. Su hermano estará feliz de verlo mejor, yo también me alegro de tenerlo aquí —sonrió un poco, pero de nuevo sus ojos viajaron hacia Yoongi y otra vez su enojo regresó—. No sé cómo habrá ingresado, joven, pero he sido clara en lo que dije anteriormente. Me hará un enorme favor si se marcha por su cuenta, usted no es bienvenido a este hogar.

Yoongi, quien hasta el momento no había dicho nada, sujetó a Jimin por los hombros y lo apartó con cuidado para ponerse a su lado. La comisura de sus labios estaban estirados, una sonrisa maliciosa y burlona amenazaba con aparecer.

—Ah, señora Lee —exclamó—. Quien hubiera imaginado que nos volvimos tan cercanos sin que ninguno de los dos lo hubiese creído posible en este mundo —dijo, y la sonrisa al fin se dibujó en su cara. Jimin sabía lo que pretendía por lo que suspiró apacible, aquí vamos de nuevo, pensó.

—¿Qué quiere decir con eso?

—Croa —imitó Yoongi en tono burlón.

La señora Lee retrocedió despacio y su entrecejo estuvo bien unido todo el tiempo.

—¿Qué le sucede? —inquirió molesta—. Primero rompe el corazón del príncipe Park, lo abandona sin decirle nada y ahora se burla de mí. ¡Es un insolente!

—¡Yo fui Suga, señora!

—¡¿Qué?! —La ama de llaves dejó caer la escoba debido a la sorpresa y Jimin hizo una mueca porque ya lo veía venir—. ¡¿De qué está hablando ahora?!