Me paro fijamente a observar y no encuentro lo que busco. Me lleno de energías que desorbitan mis pensamientos. Flechazos de palabras y emociones atraviesan mi sien, mi frente y el motor de mi razonar. Gente clavada en las drogas porque no han probado de la buena, esa que te hace cambiar, ser vital para el mundo, tener un propósito en su camino. De todas esas, la felicidad. Sin contar esas que vienen en pocas cantidades como los "te quiero" "te amo""paz""salud", entre otras, cuales quieras son drogas y son letales si no las sabes administrar. A mi me consume y me arrastra con ella, me deja reponerme y volver a empezar. Me da vida, me enseña a percibir y me persuade su sabor. Qué hermosa qué es la vida de ácidos. Podría vivir mi vida entera llenándome de substancias. Mi equilibrio emocional y mis ganas de cantar, bailar, hacer lo que quiera cuando quiera porque sé que puedo ser yo y nadie más. Solo que nadie me dijo que el malviaje viene en picada cuando me perturba tu cara en la cara de todos, tu voz en boca de tantos y tu calor que viene de a ratos en pequeños flashes de abrazos pasados. No te olvido aún.