Merlina había recibido sus dones especiales, como toda hechicera, al cumplir sus 16 años pero su familia dudaba si se los merecía, ya que siempre había sido una niña cándida, una adolescente de corazón muy noble y aún ahora , ya hecha toda una mujer, seguía sin tomar en cuenta que pertenecía a la familia real, que su casta era importante entre los suyos y que algún día podía llegar a tomar el mando se su "gente" por lo cual debía tener ciertas distancias con el resto, distancias que para ella no existían...
Merlina se veía a sí misma como una mujer que merecía un destino diferente, que no veía la diferencia entre los seres de cualquier naturaleza y si ella podía ayudar a que su mundo lo entendiera para que sean mejor, lo haría.
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Merlina pasaba sus días paseando por el bosque pues buscaba algunas plantas que le puedan ser útiles para crear la alquimia que tanto deseaba su madre y así lograr la inmortalidad, pero en la lista de lo que debía conseguir estaba la orquídea dorada, "esta orquídea sólo la podemos conseguir nosotras y sólo cuando el amor de tu vida esté muriendo deberás darle un beso de amor sincero. Cuando tus labios y los de él se separen, aparecerá la orquídea dorada por tres segundos, si la tomas se materializará y si no la tomas desaparecerá, es la única forma de tener la orquídea dorada..." le dijo su madre y ella no podía comprender cómo conseguiría esta orquídea si ella ni siquiera conocía un hombre que le atraiga, pero la otra forma era buscar a personas que se amen y cuando uno de ellos esté muriendo, ella pueda estar cerca y sin que ellos lo percaten, ella poder obtener la orquídea.
En estos planes estaba mientras se alejaba más y más del bosque y de pronto se vio ante gigantescas casas, una encima de otra y otra y otra y otra...
Este lugar es muy apretado, la gente vive muy aglomerada... qué lugar será este...
- Disculpe señor, ¿hay alguna tienda de florispecias cerca?
- Disculpe señorita pero no entiendo de qué me habla, nunca he escuchado esa palabra en mi vida.- Y el hombre se alejó con una mueca en su rostro que revelaba duda.
Merlina creyó que no le había preguntado a la persona correcta y siguió en el intento, preguntó a dos, tres, cuatro, cinco personas y cuando se percató que las personas, después de su pregunta la miraban con desconfianza e incertidumbre, prefirió darse por vencida y cayó en cuenta que quizá estaba en el mundo de los nebiss (seres sin magia) . Y así era.
Caminó mucho, paseando, dejándose asombrar con todo lo que había en este lugar y que no era nada de lo espantoso que le habían dicho que era el mundo de los nebiss. Era muy diferente pero bonito.
Cuando ya casi se había olvidado de el por qué estaba ahí, caminó con más conciencia y aplomo.
Ese día no encontró nada, volvió al día siguiente y cuando estaba cruzando la esquina de una tienda, vio que una mujer cayó al piso y el hombre que iba con ella empezó a gritar:-¡Ayúdenme por favor!... ¡Por favor, un médico!... ¡Mi amor, no te mueras, no me dejes!... - y de él salía un llanto desgarrador.
Merlina corrió a ellos con la intensión de poder ayudarlos con alguno de sus dones pero ellos estaban demasiado lejos. Ya cuando ella estaba a centímetros de ellos, la mujer convulsionó y falleció. Él la abrazaba fuertemente mientras lloraba y temblaba, la miró tiernamente, pasando su mano por las mejilla de ella, cerrando los ojos y aún con las mejillas húmedas, le dio un beso, cuando él separó sus labios de los de la mujer, él aún tenía los ojos cerrados, apretados entre sí, en lo que parecía ser una mezcla de ira y dolor.
Merlina logró ver la orquídea, la tomó rápidamente y la puso en su bolsillo. En ese momento quedó muy cerca del hombre aquel y él sin poder soportar el dolor que cargaba en ese instante, la miró y como en busca de consuelo el hombre la abrazó y ella sintió una conexión muy fuerte con él, que le agradó y a la vez la asustó porque nunca había sentido algo igual.
Llegó la ambulancia, el paramédico confirmó que fue un paro cardíaco y se llevó el cuerpo de la mujer... Aquel hombre se quedó parado en la acera sin reaccionar, tan sólo mirando cómo se alejaba la ambulancia, cómo el sonido de esa sirena alejaba el cuerpo de su amanda, cómo aquel suceso alejaba tantos recuerdos que dolían, que lo apuñalaban y mataban ahí mismo. Sentía que cada parte de su cuerpo perdía fuerza, se endurecía e iba crujiendo al romperse en mil pedazos...
Merlina lo observaba con cautela, sintiendo que hasta a ella misma le llegaba el dolor , que sus ojos se cristalizaban viéndolo sufrir. Jamás había experimentado esa empatía con nadie y entonces pensó en aliviarle el dolor :
- Que el dolor y tu pena sean llevadas por viento, que al cerrar de tus ojos, el dolor sólo dure un momento. - Y con un soplo de magia le quitó el dolor a ese hombre, pero quizá las cosas no funcionaban como con su gente porque de pronto él dio vuelta, respiró profundo, se secó las lágrimas y con una paz y resignación, la miró, le sonrió y le dijo:
-Hola soy Sebastián Aldana, ¿Cuál es su nombre, señorita?
-Mi nombre es Me... Merlina- dijo ella algo confundida y nerviosa porque los ojos de aquel hombre le parecían intimidantes.
Sebastián le sonreía con la calidez que sólo da la paz verdadera da y parecía que la magia de Merlina había sido demasiado fuerte y ahora él se había olvidado por completo de dolor que le ocasionó la mujerte de aquella mujer:
- ¿Usted, está bien? - Preguntó ella.
-Sí, claro... ¿Usted está buscando algo?
-No, ya encontré lo que buscaba, ahora tengo que irme
-Yo vivo cerca, en la siguiente calle, ¿podría invitarle un café?
-Creo que hoy no, discúlpeme, quizá otro día, me tengo que ir, adiós...
- Gracias, por el apoyo... Estoy en deuda con usted - Gritó Sebastián mientras Merlina se alejaba casi corriendo.
Merlina sintió miedo de ella misma; la magia que había utilizado con él, había hecho que olvide un dolor por alguien especial en su vida y esto la hacía sentir mal, culpable, triste, mala...
Merlina llegó al bosque. Pensaba y pensaba en aquel hombre y no podía creer que su magia haya sido tan fuerte en el mundo de los nebbis. En ese momento recordó la orquídea dorada, sacó del bolsillo de su saco la flor:
-¡Esto no puede ser!.. Pero no entiendo, qué pasó...
Merlina miró asombrada la flor que por más que ella giraba y giraba para encontrar el color dorado en esta, sólo veía lo que era verdad, esta orquídea era plateada...
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NOTA DE AUTORA:
Hola bellos y bellas, esta es mi primera historia. La escribí en mi último ciclo de la Universidad por encargó de un profesor.
Hoy la he editado y estoy súper contenta de poder compartirla con ustedes.
*Amo el realismo mágico* ❤
VOTEN PARA SEGUIR LEYENDO!!!
😘
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Merlina y la orquídea dorada
RomanceLa desobediencia y curiosidad de Merlina, la heredera de un reino de hechiceros, la llevan a adentrarse al mundo de los nebbis (seres sin magia) donde se encontrará con Sebastián, quien no sólo cambiará su forma de pensar sino su forma de sentir... ...