Cap1

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Abrí los ojos lentamente al escuchar la alarma que había programado la noche anterior, una luz intensa aparecía frente a mi, me la quedé viendo unos largos segundos hasta que decidí alargar la mano para recoger el móvil que tenía en frente mío, cerré los ojos cuando la pantalla me iluminó el rostro, enseguida deslicé para que se apagara la estruendosa música. Había hecho esto tantas veces que era totalmente cotidiano, volví a abrir los ojos lentamente para que mi vista se adaptara a la luz. Una vez pude ver con claridad, lo primero que vi fue la pantalla de bloqueo, puse mi patrón designado que básicamente era una B y apagué la pantalla, para seguido volver a encenderla y ver la hora. Abrí bien los ojos al verla: 7:30 ¿Por qué demonios había sonado a las 7:30? Yo la tenía a las 5:00, 5:30, ya llegaba tarde, las clases habían comenzado hacía media hora y no tenía dinero para ir a ningún lugar, me di por vencida por la pereza de tener que levantarme y encontrar que no podía entrar al salón, porque sí, así era, si llegabas tarde no podías entrar, di un largo suspiro para segundos más tarde levantarme; en ése instante todo empezó a dar vueltas, el mareo duró unos instantes, los que podría contar con tres pasos hacia direcciones equivocadas, me paré en seco y vi hacia un punto fijo.

Suspiré de nuevo y me senté en la cama, aún me acordaba de ese extraño sueño en el que moría, en el que no podía hacer nada, me sentí fuera de lugar, miré a un punto fijo y me quedé en blanco durante unos segundos hasta que negué con la cabeza para despertar de mi trance. Suspiré de nuevo y me levanté, decidí quedarme en pijama al fin y al cabo no iba a salir de casa, bajé los escalones encontrándome con Max, él enseguida empezó a moverme su cola enrollada y corrió hacia donde yo estaba, me senté en un escalón esperando su llegada con los brazos abiertos y una sonrisa en mi rostro, como para no tenerla, su fino pelaje variaba en colores, naranja, negro y blanco, una combinación excelente para alguien pequeño como él, se lanzó a mi cara mordiéndome la barbilla al yo echar la cabeza hacia atrás, bueno, no quería que me moridiera la cara. Mi corazón se llenó de calor cuando empezó a lamermela, ya no pensé en las consecuencias de no ir a la Universidad ni de esa profesora de matemáticas2 que seguramente estaría complacida de no verme en sus clases, ahora si tenia como ponerme ese 5 en la materia.

Me paré en el escalón y bajé las 4 escaleras que me faltaban por bajar, mientras mi pequeño niño peludo me seguía, adivinando cada movimeinto que quería hacer y adelantándome.
Cuando ya estuve en la cocina me la quedé viendo durante un largo tiempo, observando claramente el festín de anoche puesto en sartenes, ollas, platos, cucharas, cucharones, cuchillos, teteras... en fin, era yo quien iba a lavar todo eso, tuve un pequeño escalofrío cuando escuché algo extraño a mis espaldas. De nuevo, la silla se había movido, no temblé, intenté no hacerle demasiado caso al ruido, ya me había pasado eso desde hacia ya cuatro días, el primero me asusté tanto que corrí como loca por toda la casa, abrazando a mi perro lo más fuerte posible para acabar llorando en un rincón... Soy, o al menos era, algo miedosa; el segundo día supe que no tenía que ser miedosa, a pesar de todo mi esfuerzo mantuve a mi perro lo más cerca posible de mi persona. El tercero supe que ya era algo normal, siempre la misma silla, siempre el mismo sonido, a pesar de todo mi esfuerzo, aún no consigo acercarme a ésta, ni colocarla en su sitio, no me agrada la sensación de estar continuamente siendo observada, ni ese extraño escalofrío que recorre mi espalda todos los días, a pesar de todo quiero pensar que no es nada y que al día siguiente ya no volverá a suceder.

Mientras lavo los platos uno por uno, me gusta pensar en las cosas como son actualmente, en pesadillas, en el futuro y en el pasado.
Básicamente mi vida no fue un campo de rosas, pero tampoco un campo de minas, tuve todo lo que quise de pequeña, una familia amorosa, una casa, un plato en la mesa y muchos amigos; algo comenzó a ir mal en algún momento, tal vez fui yo, tal vez fueron los cambios-mis ojos empezaron a humedecer se-ellos no tuvieron que ser tan duros conmigo, no tuvieron porque reírse e inventar apodos extraños, no tuvieron que mirarme de esa forma, pero lo hicieron. Tuve amigos amigos falsos, pero no supe ver a los verdaderos, y ahora estoy sola, en un mundo que no imaginaba estar.
Tuve miedo de estar aquí, canté por estar aquí y lloré por perder cosas que no debía, en el otro lado del mundo las cosas no son tan bonitas como las pintan, pero sigo preguntándome si crecer en ese lugar haya hecho que ahora estar en éste mundo sea diferente, y de alguna forma, echo de menos ese infierno en el que vivía, una niña gorda no puede vivir en un mundo lleno de bullying y superioridades.
Al fin y al cabo lo podía ver por mi reflejo, aún era una niña gorda, ésta vez en un mundo menos duro. Mi pelo, color de ojos y color de piel es la común, mi tipo de sangre también, mi talla de pies y hasta mi personalidad es común, siento que nada me diferencia de otras personas, tengo una talla normal, y a pesar de todo me siento diferente, y quiero serlo, a pesar de que no lo soy.

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⏰ Última actualización: Aug 03, 2018 ⏰

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